El cardenal Víctor Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, ha afirmado que "el hecho de ser madre soltera no impide el acceso a la Eucaristía" y, "como el resto de los cristianos, la confesión sacramental de los pecados cometidos les permite acercarse a comulgar". Confirma así que la maternidad no añade pecado alguno al pecado que haya podido estar en su origen, el cual debe ser confesado como cualquier otro pecado grave que impida el acceso a la comunión.
Este posicionamiento se encuentra en una carta de 13 de diciembre, tras audiencia con el Papa, en la que responde a un email del 24 de octubre del obispo de San Francisco de Macorís (República Dominicana), Ramón Alfredo de la Cruz Baldera. Éste le expresaba "su preocupación por el comportamiento de algunas madres solteras que «se abstienen de comulgar por temor al rigorismo del clero y de los dirigentes comunitarios»".
Según Fernández, habrían llegado al Papa "varias cartas de laicos" sobre el mismo tema porque "en algunos países tanto los sacerdotes como algunos laicos, de hecho, impiden a las madres que han tenido un hijo fuera del matrimonio acceder a los sacramentos e incluso bautizar a sus hijos".
La carta del Dicasterio para la Doctrina de la Fe no permite conocer cuál era exactamente la duda doctrinal que impedía al obispo dominicano resolver por sí mismo el asunto, pero en cualquier caso le recuerda que "a las mujeres que, en esa situación, han optado por la vida y llevan una existencia muy compleja a causa de esa opción, se las debe alentar a acceder a la fuerza sanadora y consoladora de los sacramentos".
Ramón Alfredo de la Cruz Baldera es obispo desde 2021.
El cardenal Fernández le recuerda igualmente al obispo De la Cruz Baldera que "se debe trabajar pastoralmente en la iglesia local para hacer comprender que el hecho de ser madre soltera no impide el acceso a la Eucaristía. Como el resto de los cristianos, la confesión sacramental de los pecados cometidos les permite acercarse a comulgar. La comunidad eclesial debe valorar, además, que son mujeres que acogieron y defendieron el don de la vida que llevaban en sus entrañas y que luchan, cada día, por sacar sus hijos adelante".
"A usted le corresponde velar para que ese tipo de comportamientos no se den en su iglesia local", le dice el cardenal Fernández al obispo De la Cruz Valdera.
Tucho introduce también el matiz de las madres solteras resultado del ejercicio habitual de la prostitución, pero la respuesta que ofrece se refiere a la actitud pastoral, más que a la práctica sacramental: "Ciertamente hay «situaciones difíciles» que es necesario discernir y acompañar pastoralmente. Puede ocurrir que alguna de estas madres, dada la fragilidad de su situación, algunas veces recurra a vender su cuerpo para sostener su familia. La comunidad cristiana esta llamada a hacer todo lo posible para ayudarle a evitar este gravísimo riesgo, más que juzgarla duramente".