Tal como estaba previsto, el último sábado de mayo a mediodía, en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano, el Papa Francisco celebró un alegre encuentro con los casi seiscientos participantes en el Tren de los Niños. Se trató de la tercera edición de esta iniciativa organizada por el Atrio de los Gentiles y dirigido a los niños necesitados.

En efecto, este año el tren puesto a disposición, nuevamente, por el Grupo de Ferrocarriles del Estado Italiano, llegó a la estación del Estado de la Ciudad del Vaticano con los hijos de los encarcelados y encarceladas procedentes de Roma, Civitavecchia, Latina, Bari y Trani.

La edición de este año tiene por tema el “Vuelo”, para ofrecer a los más pequeños que viven con sus madres una cotidianidad hecha de cárcel y alejamiento de los demás hermanos, una jornada de evasión de la realidad mediante la fantasía. El tren llegó a la estación del Vaticano poco antes de las 11.00 y los pequeños y sus acompañantes esperaron la llegada del Papa Francisco con numerosos barriletes multicolores, para representar, precisamente, el tema del “Vuelo”.

El Papa les dio los buenos días con gran cariño, y tras preguntarles si estaban cansados por el viaje les invitó a rezar utilizando el lema del "Vuelo" :

-¿Se puede rezar soñando?
-Sííí -contestaban los niños.
-¿Llegar soñando hasta la Virgen es una oración?
-Sííí.
-Y así uno puede decirle: Mamá, Virgen Santísima, estoy aquí, ¿eh? Tú eres la madre de Jesús, he volado con mis sueños para verte. ¿Se puede hacer esto?
-Sííí.
-Sí -concluyó Francisco ese pequeño diálogo para invitar a la oración a los más pequeños.

Tras conversar con ellos, que demostraron estar bien preparados, como cuando el Santo Padre les preguntó si es mejor escuchar la Palabra de Dios o no escuchar nada, Francisco los invitó a rezar juntos el Padrenuestro antes de impartirles su bendición apostólica.