Budistas y cristianos, compartiendo la convicción que “la esclavitud moderna y el tráfico de seres humanos son crímenes graves, heridas abiertas sobre el cuerpo de la sociedad moderna contemporánea”, debemos colaborar para que se ponga fin esta “llaga”, contra la cual se expresó el Papa en el Mensaje para la Jornada mundial de la paz 2015, mientras “Buda declara que el comercio de seres humanos vivientes, comprendidos esclavos y prostitutas, es una de las 5 profesiones en las cuales no se debe estar comprometidos”.
Así lo escribe el Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso en el mensaje de felicitaciones a los budistas por la fiesta del Vesakh.
Es la festividad más importante para los budistas en la cual se conmemoran los principales acontecimientos de la vida de Buda y se celebra en fechas diversas, según las diferentes tradiciones. Este año la fiesta se celebra en algunos países el 3 de mayo, mientras en otros es el 25 de mayo y el 2 de junio.
El mensaje, con la firma del presidente y del secretario del ministerio, el cardenal Jean Louis Tauran y el padre Miguel Angel Ayuso Guixot, se lee que “la conmemoración alegre de los 3 eventos significativos de la vida de Gautama Buda- nacimiento, iluminación y muerte- es la ocasión para hacernos prójimos a aquellos que sufren y para renovar nuestro compromiso a llevar consuelo y felicidad a través de actos de amistad y compasión.
“Les escribimos este año- prosigue el documento- inspirándose en el Mensaje para la Jornada de la Paz 2015 de Su Santidad el Papa Francisco, del título: “No esclavos, sino hermanos”. Su Santidad observa que, históricamente, la institución de la esclavitud, en un tiempo generalmente aceptada, llevaba al “rechazo del otro, malos tratos de las personas, violaciones de la dignidad y de los derechos fundamentales, institucionalización de las desigualdades” (n. 2). Como consecuencia, “el esclavo podía ser vendido y comprado, cedido y adquirido como si fuese una mercadería” (n.3).
El Santo Padre explica además que si bien la esclavitud ha sido abolida en todo el mundo, hay todavía millones de personas- niños, hombres y mujeres de toda edad, que son privados de la libertad y obligados e vivir en condiciones asimilables a aquellas de la esclavitud (n3).
El Papa Francisco da ejemplos de esclavitud de nuestros días: hombres, mujeres y niños trabajadores; migrantes que sufren abusos físicos, emotivos y sexuales y son sujetos a condiciones de trabajo vergonzosas; personas, muchas de las cuales son menores de edad, obligados a prostituirse y a la esclavitud sexual, varones y mujeres; personas secuestrados por los terroristas y obligados a combatir, para no hablar de aquellos que son torturados, mutilados o asesinados.
Según el Santo Padre, la causa de estos terribles males contra la humanidad son los corazones humanos deformados por la corrupción y por la ignorancia. Cuando los corazones están corrompidos, los seres humanos no ven más a los otros “como seres humanos de par dignidad, como hermanos y hermanas en humanidad, sino como objetos” (n.4).
“Queridos amigos, compartamos la convicción que la esclavitud moderna y el tráfico de seres humanos son crímenes graves, heridas abiertas en el cuerpo de la sociedad contemporánea. En una sección del “Óctuple sendero”- o sea “la recta vida”- Buda declara que el comercio de seres vivientes, comprendidos esclavos o prostitutas, es una de las profesiones en las que no se debe estar comprometidos” (AN 5, 177). Él enseña a procurarnos los bienes pacíficamente, con honestidad y con medios legales, sin coerción, violencia de engaño y no con medios que no provoquen daños o sufrimientos /Cfr. AN 4,47, 5,41; 8,54). De este modo, el budismo promueve el respeto por la vida y la libertad de cada persona”.
“Como budistas y cristianos, solícitos en el respetar a la vida humana, debemos colaborar juntos para que ponga fin a esta llaga. El Papa Francisco nos invita a superar la influencia y la ignorancia y a asegurar “el socorro a las víctimas, su rehabilitación bajo el perfil psicológico y formativo y la reintegración de ellos en la sociedad de destinación o de origen” (n.5). Roguemos para que la celebración de ustedes del Vesakh, que comprende también un particular esfuerzo para llevar la felicidad a quien es menos afortunado en medio a nosotros, pueda ser un momento de profundización sobre las modalidades de colaboración entre nosotros para que no haya más esclavos, sino hermanos y hermanas que viven en fraternidad, bondad y compasión para todos”.