El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, ha informado recientemente que los padres de santa Teresita del Niño Jesús, Louis y Zélie Martin, serán canonizados en el mes de octubre, coincidiendo con el Sínodo de la Familia que tendrá lugar en esas fechas en el Vaticano.
“Gracias a Dios en octubre se canonizarán a dos cónyuges, los padres de santa Teresa de Lisieux”, ha señalado el purpurado salesiano en un reciente encuentro organizado por la Libreria Editrice Vaticana (LEV) para hablar sobre el tema “¿Para qué sirven los santos?”, subrayando la importancia de la santidad en la familia.
“Los santos no solo son los sacerdotes y las religiosas, sino también los laicos”, ha indicado el cardenal Amato refiriéndose a este ejemplar matrimonio francés.
Casados en 1858, el matrimonio tuvo nueve hijos, de los cuales cinco siguieron la vida religiosa.
Las 218 cartas que se conservan de Zélie, de 1863 hasta su muerte en 1877, registran el ritmo de la vida con la guerra de 1870, las crisis económicas, los nacimientos y los fallecimientos de sus cuatro bebés.
Misa diaria a las cinco y media de la mañana, ángelus y vísperas, descanso los domingos, ayunos en Cuaresma y Adviento... pero también bromas y juegos, a Louis le gustaba pescar y jugar al billar.
Invitaban a personas pobres a comer en su casa y visitaban a los ancianos. También enseñaron a sus hijas a tratar a los más desfavorecidos como iguales.
Zélie murió de un dolorosísimo cáncer a los 46 años. Louis quedó con cinco hijas pequeñas: Marie, Pauline, Léonie, Céline y Teresita, que sólo tenía cuatro años y medio pero siempre recordaría a su madre como una santa. Louis murió en 1894 después de padecer una grave enfermedad mental.
Ambos fueron beatificados el 19 de octubre de 2008 por Benedicto XVI y su canonización sería la primera conjunta de un matrimonio. Muchos han propuesto su vida de santidad cotidiana como un modelo para esta época.
Louis y Zélie Martin son los padres santa Teresita del Niño Jesús, patrona de las misiones y una de las santas más queridas por el papa Francisco, proclamada doctora de la Iglesia por Juan Pablo II en 1997.