El cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, ha hablado precisamente sobre el papel y la forma con la que se administran los sacramentos en este tiempo de pandemia. En sus palabras insiste en el verdadero sentido que cobra la Eucaristía en contraposición con algunas propuestas que se están produciendo en algunos países estas semanas.
En una entrevista con Roberto Cascioli para La Brújula Cotidiana, el purpurado alertó que “si tuviéramos conciencia de lo que celebramos en la Misa y de lo que es la Eucaristía, no vendrían ni siquiera en mente ciertas formas de distribuir la Comunión”.
"La Eucaristía debe ser tratada con fe"
Sarah se refería a las propuestas que se están publicando en Italia. La Stampa explica que para dar la comunión pero evitando la contaminación se está pensando en un “self service”, un “hágalo usted mismo” con ostias consagradas “para llevar” y que previamente habrían sido consagradas por el sacerdote, que se cerrarían individualmente en bolsas de plástico en los estantes de las iglesias.
El cardenal Sarah se niega en rotundo a que esta posibilidad pueda salir adelante. “Es absolutamente imposible, Dios merece respeto, no puedes meterlo en una bolsa. No sé quién pensó este absurdo, pero aunque la privación de la Eucaristía es ciertamente un sufrimiento, no se puede negociar sobre el modo de comunicarse. Nos comunicamos de manera digna, dignos de Dios que viene a nosotros. La Eucaristía debe ser tratada con fe, no podemos tratarla como un objeto trivial, no estamos en el supermercado. Es totalmente una locura”.
Cuestionado sobre que algo parecido ya se ha hecho en Alemania, el prefecto para el Culto Divino afirma de manera contundente que “desafortunadamente en Alemania se hacen muchas cosas que ya no tienen nada de católico, pero eso no significa que debamos imitarlas. Recientemente escuché a un obispo decir que en el futuro no habrá más asambleas eucarísticas, sólo la liturgia de la Palabra. Pero esto es protestantismo”.
"La Eucaristía no es un derecho o un deber"
Existe el problema derivado de suspender misas y con ello la comunión a millones de fieles y por otro el riesgo de contagio que se puede producir en las misas, que sigue siendo alto. Es entre estas rendijas donde se van colando algunas de estas propuestas. Sin embargo, el cardenal africano recuerda que hay dos cuestiones que deben “aclararse por completo”.
En primer lugar –agrega Sarah- “la Eucaristía no es un derecho o un deber: es un regalo que recibimos gratuitamente de Dios y que debemos recibir con veneración y amor. El Señor es una persona, nadie daría la bienvenida a la persona que ama en una bolsa o de otra manera indigna. La respuesta a la privación de la Eucaristía no puede ser profanación. Esto realmente es una cuestión de fe, si lo creemos no podemos tratarlo indignamente.
El purpurado agrega que la segunda pasa porque “nadie puede impedir a un sacerdote confesar y dar la Comunión, nadie puede evitarlo. El sacramento debe ser respetado. Entonces, incluso si no es posible presenciar las Misas, los fieles pueden pedir ser confesados y recibir la Comunión”.
En este tiempo de pandemia, la audiencia de las misas por televisión se ha multiplicado pero a su vez ha aparecido el fenómeno de las misas en streaming en miles de parroquias y que ha congregado a una enorme cantidad de feligreses entorno a ellas.
El cardenal Sarah explica que “no podemos acostumbrarnos a esto, Dios está encarnado, él es de carne y hueso, no es una realidad virtual. También es muy engañoso para los sacerdotes. En la Misa, el sacerdote tiene que mirar a Dios, en lugar de eso se está acostumbrando a mirar la cámara, como si fuera un espectáculo. No podemos continuar así”.
Por qué el diablo ataca fuertemente la Eucaristía
Como prefecto también aclara cuando se pueda recibir la comunión en las próximas semanas en países como España o Italia que “ya existe una regla en la Iglesia que debe respetarse: los fieles son libres de recibir la Comunión en la boca o en la mano”.
Por último, Sara asegura que “no debería sorprendernos” los ataques contra el sacramento de la Eucaristía. En su opinión, “el diablo ataca fuertemente la Eucaristía porque es el corazón de la vida de la Iglesia. Pero creo, como ya he escrito en mis libros, que el corazón del problema es la crisis de fe de los sacerdotes. Si los sacerdotes son conscientes de lo que es la Misa y de lo que es la Eucaristía, ciertas formas de celebrar o ciertas hipótesis sobre la Comunión ni siquiera vendrían en mente. Jesús no puede ser tratado así”.