Quizá por eso, la presencia de la Virgen María, siempre activa pero a menudo discreta, puede haber pasado desapercibida, pero un repaso atento la encuentra en muchos detalles. Revelamos 8 de ellos.
La agencia alemana Deutsche Welle lo avisó, un poco escandalizada, en su nota previa a la llegada del Papa Francisco a Filipinas: “Encuentras símbolos religiosos por todas partes en el país, imágenes de la Virgen María en autobuses y anuncios donde se lee ‘Jesús salva’ y ‘Dios es vida’ en neones parpadeantes junto a las carreteras”.
El presidente Benigno Aquino III –que está en plena campaña contra la Iglesia para intentar fomentar la anticoncepción en el país- recibió al Papa en el Palacio de Malacañang y le regaló una imagen de María la Que Desata los Nudos, devoción especialmente cercana al Papa Francisco desde su época de estudiante en Alemania, de donde la llevó a Argentina.
Imagen de la Virgen que Desata los Nudos, realizada con la madera de una acacia derribada por el tifón del pasado verano
La imagen que el presidente regaló al Papa está tallada en la madera de una acacia de cien años que estuvo mucho tiempo en el jardín del palacio presidencial pero que fue derribada por el tifón Glenda el pasado mes de julio. El escultor Fred Baldemor la trabajó durante varios meses. El Papa ha declarado que encontrarse con las víctimas de desastres naturales es el motivo central de su visita, por lo que el regalo tenía un simbolismo adecuado.
El Papa entregó un rosario en el Palacio de Malacañang a la tía del presidente, la señora Passy Cojuangco Teopaco, enferma de cáncer desde hace años, que acudió en silla de ruedas. El Papa además le impuso las manos y oró por ella.
El Papa regaló a la señora Passy, que iba en silla de ruedas, un rosario, le impuso las manos y rezó por ella
Otro enfermo de gran importancia simbólica fue John Angelo Ortiz, un hombre gravemente impedido por parálisis cerebral. Su regalo al Papa Francisco es difícil de imitar: una imagen de la Virgen María realizada en punto de cruz usando los pies. Fue uno de los momentos emocionantes del encuentro del Santo Padre con enfermos en el Mall of Asia Arena.
El Papa y John Angelo Ortiz con la imagen bordada
en punto de cruz con sus pies
La primera misa en suelo filipino tuvo lugar en la 8 veces reconstruida catedral de Manila (levantada por los españoles en 1581) que está dedicada a la Inmaculada Concepción.
La misa en Tacloban con los damnificados por los tifones contó con una gran escultura (2,1 metros) de la Virgen María con el Niño, obra de Willy Layug, escultor con importantes premios nacionales. La lluvia y el viento durante la misa dañaron algo la imagen que ahora se está reparando. El Papa señaló a esta imagen muchas veces durante su homilía, proponiendo a los fieles el consuelo de María, como Madre. El Papa tocó la imagen con devoción y la foto de la escena ha circulado por las redes sociales acompañada de oraciones. La gente la llama "Nuestra Señora de Palo" (Palo es una ciudad cercana). Los fieles de la región de las Visayas quieren que, una vez reparada, pueda ser objeto de la veneración popular, quizá con su propio santuario o capilla.
La imagen que ya llaman Nuestra Señora de Palo en la misa de Tacloban con la lluvia y viento
Después de la misa de Tacloban, con los afectados por los tifones, el Papa acudió a la ciudad de Palo y habló con seminaristas y sacerdotes en la catedral local, dañada por estos desastres naturales. Allí le regalaron una pequeña imagen de la Virgen realizada con escombros causados por el tifón Haiyán/Yolanda en la catedral.
Francisco, emocionado por el sufrimiento del pueblo de Tacloban y las Visayas ante las inclemencias naturales, predicó sobre el amor y consuelo que da María, mientras que los otros días del viaje trató de otros temas (por ejemplo, de la devoción al Santo Niño). Estas son las palabras principales de Francisco sobre la Virgen:
»Miremos a Cristo, Él es el Señor y Él nos comprende porque pasó por todas las pruebas que nos sobrevienen a nosotros.
»Y junto a Él en la cruz estaba la madre. Nosotros somos como ese chico que está ahí abajo, que en los momentos de dolor, de pena; en los momentos en que no entendemos nada, en los momentos en que queremos revelarnos, solamente nos viene estirar la mano y agarrarnos de su pollera [falda] y decirle: “¡Mamá!”. Como un chico que cuando tiene miedo dice: “¡Mamá!”. Es quizás la única palabra que puede expresar lo que sentimos en los momentos oscuros: ¡madre!, ¡mamá!.
»Hagamos juntos un momento de silencio, miremos al Señor, Él puede comprendernos porque pasó por todas estas cosas. Y miremos a nuestra Madre y como el chico que está abajo agarrémonos de la pollera y con el corazón digámosle “Madre”. En silencio hagamos esta oración, cada uno dígale lo que siente…
»No estamos solos, tenemos una madre, tenemos a Jesús nuestro hermano mayor. No estamos solos. Y también tenemos muchos hermanos que, en el momento de catástrofe, vinieron a ayudarnos. Y también nosotros nos sentimos más hermanos ayudándonos, que nos hemos ayudado unos a otros.
»Esto es lo único que me sale decirles. Perdónenme si no tengo otras palabras. Pero tengan la seguridad de que Jesús no defrauda; tengan la seguridad que el amor y la ternura de nuestra madre no defrauda. Y agarrados a ella como hijos y con la fuerza que nos da Jesús nuestro hermano mayor sigamos adelante. Y como hermanos caminemos.