En el aeropuerto le esperaba para saludarle y darle la bienvenida su anfitrión, el patriarca ecuménico Bartolomé de Constantinopla, que ostenta un primado de honor entre las iglesias ortodoxas de todo el mundo aunque en la misma Estambul cuenta apenas con unos 3.000 fieles.
El saludo fue breve: Francisco y Bartolomé, herederos de los hermanos apóstoles San Pedro y San Andrés, ya se han encontrado antes en varias ocasiones (por ejemplo, en la misa de inicio de ministerio petrino en marzo de 2013; en Jerusalén en mayo de 2014; en Roma en junio en un encuentro y oración por Tierra Santa).
A continuación el Papa, en un coche modesto, como pedía (y bajo la vigilancia coordinada de unos 7.000 agentes de seguridad) fue trasladado a la emblemática Mezquita Azul, del siglo XVII, la mezquita Sultán Mehmet.
Le recibió el Gran Muftí de la ciudad, Rahmi Yaran, que le acompañó en la visita al centro de oración, que visitó descalzo. El Papa escuchó atentamente las explicaciones sobre la mezquita y sobre la oración como uno de los pilares del Islam.
Francisco en el aeropuerto con el patriarca Bartolomé
Según la agencia Anatolia, el muftí le leyó al Papa algunos versículos del Corán, sobre todo de la sura Al-Imran, versículo 36 y 37, que tratan sobre la infancia de la Virgen María educándose (según el Corán) con el sacerdote Zacarías. [Lea aquí más sobre Jesús y María en el Corán]
“Y una vez hubo parido dijo: ¡Señor mío! He dado a luz una hembra y bien sabía Allah lo que había parido; y no es el varón como la hembra. La he llamado Maryam [María]: A ella y a su descendencia los refugio en Ti del Shaytán [satanás] lapidado. Su Señor la aceptó con buena acogida, hizo que se criara bien y la confió a Zakariyya [Zacarías]. Cada vez que Zakariyya la visitaba en su lugar de oración, encontraba junto a ella provisión. Decía: ¡Maryam! ¿Cómo es que tienes esto? Decía ella: Esto procede de Allah, es cierto que Allah provee a quien quiere sin limitación”.
El muftí Yaran también expresó su convicción de que es necesaria más oración por la paz y deseó suerte al Papa en ese cometido.
El Papa respondió que “además de pedir y dar gracias” es importante adorar a Dios, rendirle adoración gratuita.
La visita a la mezquita finalizó con un momento de oración o meditación en silencio ante el mihrab orientado a la Meca y un intercambio de regalos.
El momento de oración o meditación, según el portavoz vaticano Federico Lombardi, fue un gesto “idéntico al de Benedicto XVI” en esa misma situación en 2006: cabeza inclinada y manos juntas, al lado del muftí.
Hay quien ha señalado que la oración era en dirección a la Meca, según el mandato islámico, pero lo cierto es que desde Estambul es la misma dirección que orar hacia Jerusalén, lugar de la redención de la humanidad por la sangre derramada de Cristo. El silencio en oración duró 2 minutos.
El Papa Francisco con el gran muftí de Estambul
Tras la despedida en la puerta de la mezquita, el Papa regresó al coche y tras un breve trayecto llegó al Museo de Santa Sofía: uno de los lugares más visitados en el mundo, la gran basílica bizantina construida en el siglo IV dedicada a la Santa Sabiduría de Dios, convertida en mezquita tras la caída de Constantinopla en 1453 y en museo sin culto religioso en 1935 por decisión de Ataturk en la nueva república turca laicista.
Allí, algunos fieles esperaban con banderas, pancartas y guitarras y han demostrado su alegría al ver llegar al Pontífice. El Papa ha sido recibido por el director del museo, quien le ha acompañado durante la visita guiada. Visita durante la cual Francisco ha escuchado con mucha atención la historia de este lugar.
Al finalizar la visita a la ex basílica, el Santo Padre ha firmado en el libro de visitantes distinguidos del museo. "Quam dilecta tabernacula tua Domine (Salmo 83). [Trad. Qué hermosas son tus moradas, Señor] Contemplando la belleza y la armonía de este lugar sagrado mi alma se eleva al Omnipotente fuente y origen de toda belleza, y pido al Altísimo guiar siempre los corazones de la humanidad sobre el camino de la verdad, la bondad y la paz", han sido las palabras que el Papa ha escrito.
A continuación, se han intercambiado los regalos mientras desde la calle resonaba la llamada a la oración para los musulmanes. Finalizaba así la primera mañana de Francisco en Estambul.