»El Santo Padre Francisco ha advertido que también hoy hay cristianos paganos que se comportan como enemigos de la Cruz de Cristo. Lo ha hecho durante la homilía de la misa matinal celebrada en Santa Marta este viernes 7 de noviembre. Por eso, el Papa ha señalado que es necesario cuidarse de las tentaciones de la mundanidad que nos llevan a la ruina.
Haciendo referencia a las palabras de san Pablo a los Filipenses, el Pontífice ha hablado de dos grupos de cristianos, presentes hoy de la misma forma que en los primeros tiempos de la Iglesia. "Los dos grupos estaban en la Iglesia, todos juntos, iban a misa los domingos, alababan al Señor, se llamaban cristianos", ha observado. Entonces, ¿cuál era la diferencia? Los del segundo grupo "¡se comportan como enemigos de la Cruz de Cristo! Cristianos enemigos de la Cruz de Cristo". Francisco ha observando que son "cristianos mundanos, cristianos de nombre, con dos o tres cosas de cristianos, pero nada más. ¡Cristianos paganos! El nombre cristiano, pero la vida pagana". Por decirlo de otra manera, ha aclarado, "paganos con dos trazos de pintura de cristianismo, así aparecen como cristianos, pero son paganos".
El Pontífice ha precisado que "¡también hoy hay muchos! También nosotros debemos estar atentos y no resbalar hacia ese camino de cristianos paganos, cristianos en la apariencia. Y la tentación de acostumbrarse a la mediocridad, la mediocridad de los cristianos, de estos cristianos, es precisamente su ruina, porque el corazón se enfría, se hacen tibios. Y a los tibios el Señor les dice una palabra fuerte: ´Porque eres tibio, te vomitaré de mi boca´ ¡Es muy fuerte! Son enemigos de la Cruz de Cristo. Toman el nombre, pero no siguen las exigencias de la vida cristiana".
San Pablo habla de la "ciudadanía" de los cristianos tal y como ha señalado hoy Francisco en su homilía. "Nuestra ciudadanía está en los cielos. Esa de ellos es terrena. Son ciudadanos del mundo, no de los cielos", ha señalado. Asimismo, ha advertido: "Ciudadanos del mundo. ¡Y el apellido es mundano! Cuidaos de estos".
El Papa ha invitado a preguntarse "¿pero yo tendré algo de estos? ¿tendré algo de la mundanidad dentro de mí? ¿Algo del paganismo?"
Y ha propuesto más preguntas: "¿me gusta presumir? ¿me gusta el dinero? ¿me gusta el orgullo, la soberbia? ¿Dónde tengo mis raíces, es decir, de dónde soy ciudadano? ¿Del cielo o de la tierra? ¿En el mundo o en el espíritu mundano? Nuestra ciudadanía está en los cielos y allí esperamos, como Salvador, al Señor Jesucristo. Francisco ha continuado preguntándose: "¿y la de ellos? ¡Su suerte final será la perdición! Estos cristianos pintados terminarán mal... Pero mirad al final: ¿dónde te lleva esta ciudadanía que tú tienes en tu corazón? Esa mundana a la ruina, la de la Cruz de Cristo al encuentro con Él".
Al respecto, el Pontífice ha aportado algunos signos "en el corazón" que muestran que se está "resbalando hacia la mundanidad". "Si tú amas y si tú estás unido al dinero, a la vanidad y al orgullo vas por ese camino malo". Si, sin embargo, "buscas amar a Dios, servir a los demás, si tú eres manso, si tú eres humilde, si tú eres servidor de los otros, vas por el buen camino. Tu carta de ciudadanía es buena: ¡es del cielo!", ha exclamado. Por eso ha observado, que el otro camino "es una ciudadanía que te llevará al mal". Asimismo, ha recordado que Jesús pedía mucho al Padre que salvara a sus discípulos "del espíritu del mundo, de esta mundanidad, que lleva a la perdición".
Y al hacer referencia al Evangelio de hoy, la parábola del administrador de bienes que engaña a su señor, el Obispo de Roma ha preguntado: "¿cómo ha llegado este administrador del Evangelio al este punto de engañar, de robar a su señor? ¿Cómo ha llegado, de un día para otro? ¡No! Un día una propina aquí, otro un soborno allá y así poco a poco se llega a la corrupción". El camino de la mundanidad de estos enemigos de la Cruz de Cristo es así -ha explicado-, te lleva a la corrupción. "¿Y como termina este hombre? Robando abiertamente..." ha observado el Papa.
Finalmente, el Papa ha retomado las palabras de Pablo que pide permanecer "firmes en el Señor" sin permitir que el corazón se debilite y "termine en la nada, en la corrupción".
Por eso ha afirmado que es una gracia bella pedir permanecer firmes en el Señor. "Firmes en el Señor y en el ejemplo de Cristo: humildad, pobreza, mansedumbre, servicio a los otros, adoración, oración".