"Buscad la unidad que es obra del Espíritu Santo y no temáis la diversidad", ha dicho el Papa saludando este viernes por la mañana en el Aula Pablo VI a un millar de miembros de la Fraternidad Católica de las Comunidades y Asociaciones Carismáticas de Alianza, que celebra en estos días su congreso dedicado al tema Alabanza y adoración para una nueva evangelización.
"La unidad no es uniformidad, no es hacer todo juntos obligatoriamente... ni tampoco perder la identidad -dijo Francisco-. Unidad en la diversidad es precisamente lo contrario; es reconocer y aceptar con alegría los diferentes dones que el Espíritu Santo da a cada uno y ponerlos al servicio de todos en la Iglesia. Es saber escuchar, aceptar las diferencias, tener la libertad de pensar de forma diversa y manifestarlo. Con todo el respeto por el otro, que es mi hermano. ¡No tengáis miedo de las diferencias!".
Refiriéndose al folleto en que figuran los nombres de las comunidades de la Fraternidad y que se abre con la frase Compartir con todos en la Iglesia el Bautismo en el Espíritu Santo, el Papa recalcó que la Iglesia y todos los cristianos necesitan abrir su corazón a la acción santificadora del Espíritu que se revela en Cristo y nos lleva al encuentro personal con él. "¿Vivís esta experiencia? -preguntó- ¡Compartidla! Y para compartirla hay que vivirla y ser testigos de ella".
"La alabanza es la inspiración que nos da la vida, porque es la intimidad con Dios que cada día crece con la alabanza", prosiguió Francisco explicando el "funcionamiento" de la vida espiritual con el ejemplo de la respiración humana. "La respiración -afirmó- tiene dos fases: inhalar, o sea meter el aire dentro y exhalar, esto es, dejarlo salir. La vida espiritual se alimenta, se nutre con la oración, y se manifiesta en la misión: inhalación, la oración, y exhalación. Cuando respiramos, en la oración, recibimos el aire fresco del Espíritu y al exhalarlo proclamamos a Jesucristo suscitado por el mismo Espíritu. Nadie puede vivir sin respirar. Lo mismo sucede con el cristiano: sin alabanza y sin la misión no vive como un cristiano. Y con la alabanza, la adoración... Se habla poco de adorar...¿Que hacemos al rezar? Pedimos cosas a Dios, damos gracias... Pero la adoración, adorar a Dios... Esto forma parte de la respiración: la alabanza y la adoración".
El Papa subrayó después que fue Renovación Carismática quien recordó a la Iglesia la necesidad y la importancia de la oración en la alabanza que es "el reconocimiento de la soberanía de Dios sobre nosotros y sobre toda la creación expresado en la danza, la música y el canto.. La oración de alabanza nos hace fecundos. Sara se puso a bailar cuando supo que era fecunda ¡a los noventa años! La fecundidad alaba al Señor... Y junto con la oración de alabanza, la de intercesión que hoy es un grito al Padre por nuestros hermanos cristianos perseguidos y asesinados, y por la paz en nuestro mundo, trastornado".