Él eligió a "todos pecadores", pero Jesús no miraba el pecado, sino el corazón.
El Papa comentó el Evangelio del día, que narra el nacimiento de la Iglesia con la llamada de los apóstoles, y la lectura de Pablo, quien describe a la Iglesia como un edificio creciente "bien ordenado" en sus fundamentos.
"Jesús ora, Jesús llama, Jesús elige, Jesús envía a los discípulos, Jesús cura a la multitud. Dentro de este templo, este Jesús que es la piedra angular hace todo este trabajo: Él es quien lleva adelante la Iglesia, así como dice san Pablo, esta Iglesia está construida sobre el fundamento de los apóstoles".
"Escogió a doce. Todos ellos pecadores, todos. Judas no era el más pecador: no sé quién era el más pecador... Judas, pobrecito, es aquel que está cerrado al amor y por eso se convirtió en un traidor. Pero todos ellos huyeron en el momento difícil de la Pasión y dejaron a Jesús solo. Todos son pecadores. Pero Él los eligió".
Y frente a la traición de Pedro: "A Jesús no le importó el pecado de Pedro, miraba su corazón. Pero para encontrar este corazón y sanarlo, oró. Jesús que ora y Jesús que cura, incluso por todos nosotros. No podemos entender la Iglesia sin este Jesús que ora y este Jesús que sana. Que el Espíritu Santo nos haga comprender, a todos nosotros, que esta Iglesia tiene el poder en la oración de Jesús por nosotros y que es capaz de curar a todos nosotro".
Jesús - ha dicho poco antes, citando a San Pablo - nos quiere "dentro" de la Iglesia no como invitados o extranjeros, sino "con el derecho de un ciudadano". En la Iglesia "no estamos de paso, estamos arraigados allí. Nuestra vida está ahí".
"Somos ciudadanos, ciudadanos de esta Iglesia. Si no entramos en este templo y somos parte de esta construcción a fin que el Espíritu Santo more dentro de nosotros, no estamos en la Iglesia. Nos encontramos en la puerta y miramos: ´Pero, eso es genial. .. Sí, esto es agradable... ". Los cristianos que no van adelante, de la recepción de la Iglesia están allí, en la puerta...´ Sí, yo soy católico, sí, pero no demasiado... así que...".
El Papa animó a dejar ese umbral y dar el paso: entrar en la Iglesia y estar bien enraizados en ella.