El Santo Padre ha recibido en la mañana del viernes, en la sala Clementina, a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Clero. ''La vocación -ha dicho el Papa- es realmente un tesoro que Dios pone desde siempre en el corazón de algunos hombres, elegidos por Él y llamados a seguirle en este estado de vida especial. Este tesoro que debe ser descubierto y sacado a la luz, no está hecho para enriquecer solo a algunos".
"Quien es llamado al ministerio no es dueño de su vocación, sino administrador de un don que Dios le ha confiado por el bien de todo el pueblo, es más, de todos los hombres, incluso de aquellos que se han alejado de la práctica religiosa o no profesan la fe en Cristo''.
Francisco ha añadido que ''al mismo tiempo, toda la comunidad cristiana debe proteger el tesoro de estas vocaciones, destinadas a su servicio y tiene la tarea de promoverlas, acogerlas y acompañarlas con afecto''.
''También nosotros -ha dicho el Papa- tenemos que aportar en lo que se refiere a la formación... Se trata de custodiar y hacer crecer las vocaciones para que den frutos maduros''.
Y ha destacado que Jesús no llamaba a sus discípulos diciéndoles: ''Ven, te explico o sígueme, te enseño'', sino que decía ''Ven y sígueme, haz como hago yo'', método que también hoy la Iglesia quiere adoptar para sus ministros. ''Por supuesto -ha recalcado- se trata de una tarea que no tiene fin, porque los sacerdotes no dejan nunca de ser discípulos de Jesús y de seguirle''.
Francisco también ha hablado de la evangelización cómo el fin preciso de la vocación. ''Toda vocación es para la misión, -ha continuado- y la misión de los ministros ordenados es la evangelización, en todas sus formas''.
Antes de finalizar, el obispo de Roma ha añadido que ''la primera forma de evangelización es el testimonio de fraternidad y comunión entre los mismos sacerdotes y con el obispo'' y les ha mencionado que se trata de ''ser'' curas y no de limitarse a ''actuar'' como curas, de ser libres de cualquier mundanidad espiritual, conscientes de que su vida de evangelización está antes que sus obras''.
Por último, a los obispos les ha pedido que piensen en el bien del pueblo de Dios, estudien atentamente el recorrido de las vocaciones y que no acepten sacerdotes sólo porque necesiten curas en sus diócesis.