Con motivo del octavo centenario de la muerte de Santo Domingo de Guzmán, el Papa Francisco ha escrito una carta dirigida al superior de la Orden de Predicadores, Gerard Francisco Timoner, O. P. En la misiva, Francisco ha resaltado las virtudes del santo español y expresado su deseo de que el carisma dominico “esté a la vanguardia de un anuncio renovado del evangelio y de la vida cristiana”.
Un predicador valiente y amable
Durante sus 51 años de vida, Domingo de Guzmán fue un incansable predicador frente a la herejía, especialmente en el sur de Francia. Allí pasó 10 años en los que tanto sus seguidores como enemigos quedaron impresionados por su amabilidad, valentía y desprendimiento a partes iguales.
En 1215 comenzó la fundación de la Orden de Predicadores, que fue aprobada un año más tarde. El monje, que “siempre hablaba con Dios o de Dios” se esmeró en la formación intelectual recibida e impartida por su orden a lo largo de los siglos en las universidades, destacando la española en Salamanca, con Francisco de Vitoria.
Celo por la salvación de las almas
En este sentido, el Papa ha destacado en su carta cómo Domingo “respondió a la urgente necesidad de su tiempo de una predicación del Evangelio renovada” y “trató de volver a la pobreza y la sencillez”.
Asimismo la carta remarca “su celo por la salvación de las almas”. Esto “le llevó a constituir un cuerpo de predicadores comprometidos, cuyo amor por la página sagrada y la integridad de la vida pudiera iluminar las mentes y calentar los corazones”.
Pobreza, verdad y caridad
Francisco habla de “su testimonio de la misericordia de Cristo y su deseo de llevar el bálsamo a los que vivían en la pobreza material y espiritual” como elementos que motivarían la fundación de la Orden de Predicadores. “La unidad de la verdad y la caridad encontró quizás su máxima expresión en la escuela dominicana de Salamanca, y en particular en la obra de Fray Francisco de Vitoria”, añadió.
En la carta, el Papa ha querido remarcar la importancia de la obra de Domingo de Guzmán en los siglos sucesivos a su muerte, “abarcando todos los estados de la vida de la Iglesia. Encontró una expresión elocuente en santa Catalina de Siena, en las pinturas del beato Fra Angélico y en las obras de caridad de santa Rosa de Lima”.
Santo Domingo de Guzmán rezando, detalle de una pintura de El Greco.
El indispensable papel de los laicos
“También en nuestra época sigue inspirando el trabajo de artistas, académicos, profesores y comunicadores”, destacando “el indispensable papel de los laicos en la obra de evangelización”.
El Papa ha remarcado “la importancia de dar a los futuros predicadores una sólida y sana formación teológica basada en la Sagrada Escritura” como hizo santo Domingo. “El apostolado intelectual de la Orden”, añade, “ha estimulado el encuentro entre la fe y la razón, alimentando la vitalidad de la fe cristiana y promovido la misión de la Iglesia de atraer las mentes y corazones hacia Cristo”.
Un anuncio renovado del evangelio
Pensando en las gracias del año jubilar, Francisco ha sugerido que “Domingo puede servir de inspiración a todos los bautizados llamados a llegar a todas las periferias de nuestro mundo con la luz del Evangelio y el amor de Cristo”.
Refiriéndose a la Orden de Predicadores, ha expresado su deseo de que “esté en la vanguardia de un anuncio renovado del Evangelio, capaz de hablar al corazón de los hombres y mujeres de nuestro tiempo y de despertar en ellos la sed de la llegada del reino de santidad, justicia y paz de Cristo”.
La misiva concluye deseando “que la celebración del Año Jubilar derrame abundantes gracias sobre los Frailes Predicadores y sobre toda la Familia dominica, e inaugure una nueva primavera del Evangelio”.