La tarde del sábado el Santo Padre tuvo un emotivo encuentro con los carcelados del penitenciario-Casa de Isernia.
Los presos de Isernia donaron al Papa una maxi tableta de chocolate durante su visita. En la misma está representado el lema del Papa, un olivo como signo de paz, y un almendro, signo de renacimiento, aquel que los carcelados desean al final de su tiempo transcurrido en prisión.
Queridos hermanos y hermanas:
Le doy las gracias por su acogida. Y les agradezco por el testimonio de esperanza, que escuché en las palabras de su representante. También en el saludo de la Directora me llamó la atención esta palabra: esperanza. Éste es el desafío, como dije hace dos semanas en el penitenciario de Castrovillari: el reto de la reinserción social. Y para ello necesitamos un itinerario, un camino, fuera de la cárcel, en la sociedad, y también a nivel interno, en la conciencia, en el corazón.
Lo importante es no quedarse quieto - el agua estancada se pudre - sino caminar, dar un paso cada día, con la ayuda del Señor. Dios es Padre, es misericordia, nos ama siempre. Si le buscamos, Él nos acoge y nos perdona. "Nunca se cansa de perdonar" es el lema de esta visita. Él nos levanta de nuevo y nos devuelve nuestra plena dignidad. Dios no nos olvida. Hay un pasaje de la Biblia, del profeta Isaías, que dice: ¿Se olvida una madre de su criatura? - y es casi imposible - ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré! (cf. Is 49:15).
Con esta confianza, se puede caminar, día a día. Y con ese amor fiel que nos acompaña, la esperanza no decepciona. Podemos orar junto con María, nuestra Madre, para que nos ayude y nos proteja. Dios te salve, María...
(Traducción del italiano: Eduardo Rubió, Radio Vaticano)