El Papa Francisco recibió este lunes en audiencia a unos 200 participantes del Congreso Judío Mundial, reunidos en Roma, acompañados del cardenal español Miguel Ángel Ayuso (islamólogo y presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso) y del cardenal suizo Kurt Koch, desde 2010 presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
El Congreso Judío Mundial, fundado en 1936, es una federación internacional de organizaciones judías que busca ser, según su declaración de misión, “brazo diplomático del pueblo judío”. Sus delegados tratan con cierta frecuencia con el Vaticano, que es otra potencia diplomática con implantación por todo el mundo. Los congresistas, llegados de 50 países distintos, se reúnen desde el lunes en la histórica Gran Sinagoga de Roma, construida en 1904, que sirve también como sede del Museo Judío de la ciudad.
El discurso del Papa a los asistentes al Palacio Apostólico empezó señalando los muchos aspectos compartidos por católicos y judíos. "Compartimos tesoros espirituales inestimables”, dijo. “Profesamos en el Creador del cielo y de la tierra, que no sólo dio origen a la humanidad, sino que da forma a cada ser humano a su imagen y semejanza”.
"No avanzamos hacia la nada, sino hacia el Altísimo"
Además, señaló que “también nosotros tenemos una visión similar del final, habitada por la confianza de que, en el camino de la vida, no avanzamos hacia la nada, sino hacia el Altísimo que nos cuida”.
“Hacia Aquel que nos ha prometido, al final de los días, un reino eterno de paz, donde acabará todo lo que amenaza la vida y la convivencia humana”, añadió el Pontífice.
Constató que, por desgracia, “nuestro mundo está marcado por la violencia, la opresión y la explotación, pero nada de esto tiene la última palabra: la fiel promesa del Eterno nos habla de un futuro de salvación”.
En esta línea, el Papa destacó que “Él mismo será nuestro futuro” y defendió que aunque en el judaísmo y en el cristianismo hay diferentes ideas sobre cómo será este cumplimiento, la promesa reconfortante que tenemos en común permanece”.
Exhortación a actuar juntos
“Queridos amigos -continuó el Papa-, a la luz de la herencia religiosa que compartimos, miramos el presente como un desafío que nos une, como una exhortación a actuar juntos”.
Subrayó también que “a nuestras dos comunidades de fe se les confía la tarea de trabajar para que el mundo sea más fraterno, luchando contra las desigualdades y promoviendo una mayor justicia, para que la paz no se quede en una promesa del otro mundo, sino que sea ya una realidad en éste”.
El Papa Francisco saluda a los asistentes al Congreso Judío Mundial, de 50 países distintos, que recibió en el Palacio Apostólico, junto con el cardenal Ayuso y el cardenal Koch.
“¡Cuántos seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios, están desfigurados en su dignidad, a causa de una injusticia que desgarra el planeta y es la causa subyacente de tantos conflictos, el pantano en el que se estancan las guerras y la violencia!”, exclamó el Santo Padre.
No habrá éxito sin oración; Dios bendice al constructor de paz
Además, el Papa dijo que “las iniciativas políticas, culturales y sociales para mejorar el mundo, no tendrán éxito sin la oración y la apertura fraternal a otras criaturas en nombre del único Creador, que ama la vida y bendice a los pacificadores”.
“Hoy, en tantas regiones del mundo, la paz está amenazada. Reconozcamos juntos que la guerra, toda guerra, es siempre, en todas partes, una derrota para toda la humanidad”, destacó el Papa.
Más tarde, el Papa recordó la guerra de Ucrania -donde tradicionalmente ha habido una gran comunidad judía, incluyendo al presidente Zelensky, judío no religioso- “una guerra sacrílega que amenaza a judíos y cristianos por igual, privándoles de sus afectos, de sus hogares, de sus posesiones, ¡de sus propias vidas!”.
(Un informe a los primeros 6 meses de guerra localizaba 7 edificios religiosos católicos y 5 judíos dañados por las bombas y ataques. La mayoría de iglesias dañadas eran ortodoxas).
“Sólo con la seria voluntad de acercarse unos a otros y en el diálogo fraterno es posible preparar el terreno para la paz. Como judíos y cristianos, hagamos todo lo humanamente posible para detener la guerra y abrir caminos a la paz”, pidió por último el Papa Francisco.
Kishreinu, una iniciativa mundial de lazos judeo-católicos
El presidente del Congreso Judío Mundial, Ronald S. Lauder, en su discurso anunció una iniciativa para "promover nuestros vínculos con la Iglesia Católica. Hoy lanzamos el proceso de 'Kishreinu' [Nuestro lazo, nuestro vínculo], que refuerza el futuro común de nuestros dos pueblos. Presenta una nueva etapa en el vínculo católico-judío”.
La nota de prensa del CJM detalla que antes del encuentro con el Papa, el Comité Ejecutivo de la organización tuvo una reunión formal en las estancias vaticanas, lo que considera "el primer evento formal realizado por una organización judía en el Vaticano desde la fundación de la Iglesia Católica". "Se sirvió comida kosher", especifica.
La iniciativa Kishreinu busca ser una respuesta positiva de la comunidad judía internacional a la Declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano II, que en 1965 modernizó la relación entre la Iglesia Católica Romana y el pueblo judío.
El embajador Lauder expresó al Papa su gratitud a la Iglesia Católica en esta época en que, dijo, crece el odio contra los judíos en todo el mundo. “No lo ignoramos. No olvidamos. Pero miramos hacia adelante, juntos. Y qué mejor que todos los hijos de Dios vivan juntos en paz, armonía y en la casa del señor, para siempre”, dijo.
El cardenal Kurt Koch, jefe del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, dijo: “Con nuestro patrimonio compartido, tenemos la responsabilidad común de trabajar juntos por el bien de la humanidad, refutando el antisemitismo y las actitudes anticatólicas y anticristianas, así como como todo tipo de discriminación, para trabajar por la justicia, la solidaridad y la paz, para difundir la compasión y la misericordia en un mundo a menudo frío y despiadado”.