El santo padre Francisco recibió el sábado en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a los participantes del Congreso de la Sociedad italiana de cirugía oncológica. Y les invitó a mirar a Jesús crucificado y resucitado cuando miren a los enfermos en su labor cotidiana.
El papa Francisco al dirigirse a los participantes del congreso "Digestive Surgery. New trends and spending review", promovido por la Universidad La Sapienza de Roma, y por el Hospital San´Andrea, dijo: "Tantas veces aquella pregunta de Dostojevsky me hace angustiar el corazón: ´¿Por qué sufren los niños?´". Y añadió: "Solamente Cristo da sentido al escándalo del dolor inocente".
Les recordó a los médicos y personal sanitario allí presentes que al verlos “pienso a todos los hombres y mujeres que ustedes curan, y rezo por ellos”.
El Papa ha concordado con que “la investigación científica ha multiplicado las posibilidad de prevención y curación, ha descubierto el tratamiento para diversas patologías”. Por ello les invita a proseguir “con el empeño de alto valor, para dar respuesta a las expectativas y a las esperanzas de muchos enfermos de todo el mundo”.
Entretanto aseguró el Pontífice, “para poder hablar de plena salud es necesario no perder de visa que la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios es una unidad de cuerpo y alma. Estos dos elementos se pueden distinguir pero no separar, porque la persona es una”.
“Por este motivo --añade el Papa-- la experiencia del dolor y del sufrimiento no se refieren solamente a la dimensión corpórea, pero al hombre en su totalidad. De aquí la exigencia de una curación integral, que considere a la persona en su conjunto y dé a la atención médica también un apoyo humano, psicológico y social, acompañamiento espiritual y apoyo a los parientes del enfermo”.
Por lo tanto aseguró el Pontífice retomando una frase de Juan Pablo II, "es necesario que los operadores sanitarios sean ´guiados por una visión integralmente humana de la enfermedad y sepan actuar una aproximación plenamente humana al enfermo que sufre´”.
“El compartir fraterno con los hermanos --aseguró Francisco-- nos abre a la belleza de la vida humana, que abarca también su fragilidad, de manera que podamos reconocer la dignidad y el valor de cada ser humano, en cualquier condición que esté, desde la concepción hasta la muerte”.
Hacia el final de sus palabras, el Pontífice recordó a los presentes que este domingo “inicia la semana santa, que culmina en el triduo de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Aquí el sufrimiento humano es asumido hasta el fondo y redimida por Dios. Por el Dios-amor".
Y que "solamente Cristo da sentido al escándalo del dolor inocente. A él crucificado y resucitado, también ustedes pueden mirarlo al cumplir el trabajo cotidiano”.
"Y a los pies de la cruz de Jesús nosotros encontramos a la Madre adolorada. Ella es -concluyó el papa Francisco- madre de toda la humanidad y está siempre presente cerca de sus hijos enfermos. Si nuestra fe vacila, la suya no. María les sostenga también en el empeño de búsqueda y de acción”.