Los que pensaban que el entusiasmo por Francisco acabarÃa en tres meses llevan un año esperando sentados y la tormenta de afecto popular no amaina.
Los que pensaban que el nuevo Papa, con su estilo a menudo informal, cambiarÃa la doctrina católica y le arrancarÃa páginas al Catecismo, le han oÃdo repetir, simplemente: "yo soy hijo de la Iglesia".
"Las reformas van lentas", titula en este aniversario cierta prensa que querrÃa que la Iglesia Católica dejase de enseñar las verdades católicas y empieza a impacientarse.
Lo cierto es que en este año se han producido al menos 12 cambios importantes, muchos de ellos en lo gestual y simbólico, pero lo gestual y simbólico es poderoso y real en la sociedad de la imagen y la comunicación, y en el ministerio petrino, que llega a todo el mundo.
Se supone que los curas no sólo rezan sino que animan a rezar. En el caso de Francisco, es su "leit motiv": salió al balcón en el momento de su elección y puso a toda la muchedumbre a rezar unos instantes en silencio. "Recen por mÃ", les dijo.
Y se lo dice a cada parroquia que visita. Se lo dice con un mensaje improvisado en el móvil a una asamblea de pastores pentcostales. Se lo dice a los lÃderes judÃos que le visitan. Se lo pide a cada persona a la que escribe para consolar o animar.
El "rece por mÃ" es una de sus grandes herramientas para cambiar el mundo (publicábamos en ReL que un 40% de católicos en EEUU dicen que este año con Francisco han rezado más).
Ya lo hacÃa como obispo: llamadas y cartas personalizadas, a quienes piden consuelo y oración, palabras de ánimo, y a su quiosquero, peluquero, vecino de enfrente...
Desde la primera semana, Francisco mismo tomaba el teléfono, sin secretarios intermedios, y llamaba a quien le parecÃa. A veces deja mensajes en el contestador automático, como a aquellas religiosas en España: "dónde estarán estas monjitas, tan ocupadas, que no se ponen al teléfono", grabó con humor. También envÃa cartas a enfermos, presos, familias en apuros, personas que han perdido un ser querido... y muchas de ellas terminan llegando a la prensa.
Entrevistas largas y detalladas las habÃan concedido Juan Pablo II a Vittorio Messori y Benedicto XVI al alemán Peter Seewald. Benedicto XVI habÃa aparecido también en televisión respondiendo algunas preguntas de fieles, previamente seleccionadas. Y ambos respondÃan preguntas de periodistas en el avión en sus viajes.
Pero Francisco ha roto los protocolos periodÃsticos. En la JMJ de Brasil concedió una entrevista larga, abierta, a una TV brasileña: lo nunca visto. Después departió sin preguntas pactadas con los periodistas en el vuelo de vuelta.
Y después empezó a conceder entrevistas largas, fluidas e incluso improvisadas, a diversos periódicos italianos.
Eso no ayuda a una exposición matizada de la teologÃa católica, y hay periodistas que han aumentado la confusión haciendo glosas muy libres de lo hablado, pero ha colocado el sentir papal (parte de él) en formato periodÃstico al alcance de todos.
Benedicto XVI fue el primer papa "tuitero" de la historia, pero Francisco ha convertido la cuenta Pontifex de Twitter en un micro-púlpito de audiencias millonarias, que llega a más gente que casi cualquier medio de comunicación: 12 millones de seguidores en Twitter, y subiendo. Con miles y miles de retuits, que le convierten en el lÃder más "reenviado" de Internet. Si Francisco manda un tuit felicitando una Marcha por la Vida, la da a conocer a más gente -y con más influencia- que muchas cadenas de televisión. Por no hablar de las webs y perfiles creados en otras redes con sus mensajes, frases, imágenes, etc... Eso sÃ, él dice "no tengo móvil ni lo quiero tener".
Desde su nombre ("Francisco", el pobrecillo de AsÃs, que ni siquiera usa el numeral "Francisco I") busca la simplicidad. La foto de las instalaciones austeras donde duerme cuando viaja; usar coches pequeños en la JMJ y otros desplazamientos, incluso un viejo "Cuatro Latas" en Italia; recibe una moto Hartley-Davidson con simpatÃa, pero la subasta para financiar un comedor de Cáritas.
No duerme en los apartamentos pontificios, sino en la residencia de Santa Marta, una hospederÃa por donde pasan clérigos de todo el mundo. Sus vestimentas, las butacas que usa... todo busca transmitir una mayor sencillez en una sociedad de la imagen. Le gusta pasear a pie entre la gente y los enfermos en la Plaza de San Pedro. Ha negado el rumor de que vaya disfrazado a visitar enfermos de incógnita por Roma.
Un "selfie" con unos jóvenes católicos; fotos rodeado de novios; fotos imponiendo manos a enfermos por los que ora... y que no falten las recepciones a lÃderes de la cultura y la sociedad, especialmente latinoamericana.
Su cercanÃa y espontaneidad necesitan de estas fotos: la primera fue la de él, vestido de blanco, volviendo de San Pedro a la residencia en un sencillo autobús con los demás obispos... tomada con un móvil. Eso ha marcado la tónica. Luego Internet lo difunde hasta el último rincón.
Francisco es un predicador sencillo y directo, más exhortativo que analÃtico. Despliega esa capacidad en su misa matinal en la residencia de Santa Marta, que recoge la prensa vaticana y a la que acuden los distintos invitados que la Santa Sede recibe y su personal laboral.
AsÃ, anclado en la Palabra de Dios que marca la lectura de la liturgia va desarrollando sus enseñanzas. Muchas de ellas pronto se convierten en eslóganes o frases populares difundidas en Internet.
Cuando Juan Pablo II o Benedicto XVI hablaban del demonio o el infierno, la prensa mundana se escandalizaba y les dedicaba portadas. Pero ahora que lo hace Francisco, y mucho más, la prensa tiende a ignorarlo.
El diario "La Vanguardia", por ejemplo, en un recopilatorio larguÃsimo de "claves de Francisco" del pasado fin de semana, no mencionaba para nada el tema del demonio. Pero Francisco habla muchÃsimo del demonio, en las homilÃas de Santa Marta y en otros ambientes. La prensa mundana, que no sabe encajarlo, no suele hacerse eco.
Para hablar del anticristo, por ejemplo, Francisco recomendó la novela "Señor del Mundo", de R.H.Benson.
Pero lo que rompió precedentes fue su oración de liberación, imponiendo las manos, por un hombre mexicano con problemas de posesión o actividad demonÃaca, oración realizada ante las cámaras de televisión y que -no tenÃan más remedio- se emitió y comentó en telenoticiarios del mundo entero.
"La cultura del descarte", "ir a las periferias existenciales", "hagan lÃo", "pastores con olor a oveja", "pecadores sÃ, pero corruptos no", "la Iglesia es como un hospital de campaña", "mejor accidentados en la calle que enfernos por no salir", "la confesión no es una sala de torturas"...
Como toda expresión popular e informal, estas frases son a la vez evocadoras, potentes, sugestivas, exhortativas, sin buscar definir las cosas con exactitud teológica, lo cual puede llevar a alguna confusión.
Pero en una sociedad que se mueve por eslóganes más que por argumentaciones elaboradas, llegan a muchas personas.
Lo verdaderamente único de este último año de la Iglesia es que hay dos papas (y se llevan bien, no como en el s.XV con los conflictos del cisma de Occidente). Benedicto XVI dijo que querÃa retirarse a una vida de oración, pero el Papa Francisco ha querido tenerlo cerca y lo consulta con cierta frecuencia.
Francisco es el Papa y decide lo que hacen sus colaboradores, y Benedicto es ahora uno de ellos. Francisco dice que Benedicto "es como mi abuelo, mi papá", y pone el ejemplo de los abuelos que viven con sus familias aportando sabidurÃa, consejo y otra visión de las cosas.
El primer factor que se señaló de Francisco, ser hispanoamericano, aún no se ha desplegado en toda su fuerza. Sà se dio un primer destello en su encuentro con los jóvenes argentinos en la JMJ de RÃo de Janeiro con su famoso "hagan lÃo". Y es evidente que el Papa se sigue con pasión y cercanÃa desde Hispanoamérica.
Pero Francisco aún no ha viajado a los paÃses de lengua hispana, donde puede improvisar y predicar a su estilo. Está por llegar (aún no hay fechas para un viaje asÃ) y puede ser arrollador.
El tema más importante para la prensa, la reforma curial, lo asume paso a paso y evitando estridencias. Su decisión más importante fue marcar a 8 cardenales de distintos paÃses como un consejo especialmente cercano para guiar las reformas con una visión menos "romanocéntrica". Como "número dos" en el Vaticano ha puesto al ahora cardenal Parolin, que antes era nuncio en Venezuela.
Del grupo de los 8, destaca el cardenal australiano Pell, un "conservador dinámico", desde hace una semana supervisando los asuntos económicos.
En el segundo año de Francisco se verá si una reforma en estructuras puede apoyar lo que él busca, que es sobre todo una renovación espiritual. Un ejemplo: por primera vez, los ejercicios cuaresmales del personal vaticano y la Curia se celebran fuera del Vaticano, en un retiro "de verdad", y no con meras charlas de mañana o tarde en medio de la vorágine diaria. Y el Papa fue con ellos. En autobús.