Era un arzobispo reflexivo, de mirada incisiva y de sonrisa difícil. Un “hombre gris”, según sus detractores. Doce meses atrás Jorge Mario Bergoglio se preparaba para el retiro, tras haber presentado su renuncia al cumplir 75 años. Pero en cuestión de días vivió una verdadera “metamorfosis” hasta convertirse en Francisco, el Papa jovial y fascinante que ha conquistado al mundo.
“Voy a Roma y vuelvo antes de Semana Santa”. Esa frase repitió infinidad de veces el entonces arzobispo de Buenos Aires a sus conocidos y colaboradores. Corría febrero de 2013 y se alistaba para participar en el Cónclave que elegiría sucesor de Benedicto XVI.
Su elección sorprendió a todos y cambió para siempre a Bergoglio. “Él hubiese querido que otra persona mas joven fuese la elegida. A Jorge no le gustaban los primeros planos, él siempre ha sido muy humilde y trataba de que otras personas ocuparan ese rol. Siempre prefería sentarse atrás de todo y ayudar a la gente sin que se sepa que había sido él”, relató al Vatican Insider Gustavo Vera, el activista argentino de derechos humanos amigo del pontífice.
Ellos se conocieron gracias al trabajo de Vera, actual diputado en la capital argentina, en la asociación “La Alameda” que defiende a las víctimas de la trata de personas. Recordó que ese organismo tiene mucho material fotográfico de Bergoglio, quien siempre preguntaba para qué le sacaban tantas fotos y le respondían: “Para cuando seas Papa”. El “padre Jorge” se reía.
“Cuando fue elegido muchos medios del mundo vinieron a buscar la inmensa cantidad de fotos que sólo teníamos nosotros porque innumerables veces él pedía que los medios no fueran (a las actividades) porque no era un objetivo mediático, excepto cuando quería proteger a una víctima (de abuso) o una organización (amenazada). No era de mediatizar su accionar, por eso no era tan conocido masivamente”, contó.
“Recordemos que es jesuita y muy disciplinado. Él cuando era obispo y cardenal tenía obligaciones y deberes en el marco de la estructura de la Iglesia y su accionar estaba limitado por esa estructura, no podía ir por arriba de ella. Ahora él puede ser lo que en realidad siempre fue y en determinadas ocasiones no podía ser. Ahora lo vemos en su plenitud, porque siendo el Papa tiene una libertad de movimiento que antes no tenía en toda su dimensión”, agregó.
Para el sacerdote Guillermo Marcó, quien por muchos años se desempeñó como portavoz de la Arquidiócesis de Buenos Aires, lo más rescatable de este año de pontificado es que “un cura de parroquia” ha llegado hasta el puesto más importante de la Iglesia.
“Lo que está marcando Francisco es esa vuelta a la búsqueda del rebaño, acompañado por los gestos maravillosos como los que él tiene”, estableció.
Mientras Jorge Telerman, judío y presidente del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, subrayó que se ha convertido en el “argentino más universal”, capaz de inyectar una “fantástica corriente de aire fresco” que está recorriendo el mundo.
Destacó que desde los sectores más impensados actualmente se le presta atención a Francisco en su palabra y en su acción, en la prédica y en la práctica.
“Quienes ya lo conocemos sabemos que su palabra renovadora siempre está acompañada de una práctica comprometida, el mundo hoy lo está viendo. No es sólo una palabra o unos gestos como los de los primeros días, que asombraban y generaban admiración, sus acciones siempre van acompañadas de un mensaje, hoy Francisco, ayer el padre Jorge. Eso nos satisface porque va mucho más allá de la grey católica: los judíos, los musulmanes y hasta los no creyentes miran y se admiran por la capacidad de acción de este gran hombre, inspirador y sabio”, sentenció.