“La Cruz está siempre en el camino cristiano”. Lo afirmó el Papa Francisco en la Misa de la mañana del martes en la Casa de Santa Marta.
El Papa centró su homilía en las persecuciones de los cristianos y constató que hoy en día hay más mártires que en los primeros tiempos de la Iglesia. Por lo tanto, precisó que la vida cristiana no es “una ventaja comercial”, sino “simplemente seguir a Jesús”.
Jesús apenas había terminado de hablar sobre el peligro de las riquezas y Pedro le pregunta qué recibirán los discípulos que han dejado todo para seguirlo.
El Santo Padre desarrolló su homilía partiendo de este diálogo, narrado en el Evangelio de hoy, subrayando que Jesús “es generoso”.
En verdad, responde el Señor, “les aseguro que el que haya dejado la familia, la casa, los campos, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno ”.
Quizás, comentó el Pontífice, Pedro piensa que “ir detrás de Jesús” sea un “buen negocio”, porque nos hace ganar el cien por uno.
Pero Jesús agrega que junto a esta ganancia habrá persecuciones:
“Es como si dijese: ‘Sí, ustedes han dejado todo y recibirán aquí, en la tierra, muchas cosas: ¡pero con persecución!’. Como una ensalada con el aceite de la persecución: ¡siempre! Esta es la ganancia del cristiano y este es el camino de quien quiere ir detrás de Jesús, porque es el camino que Él recorrió: ¡Él fue perseguido! Es el camino del abajamiento. Aquello que Pablo dice a los Filipenses: ‘Se abajó. Se hizo hombre y se abajó hasta la muerte, la muerte de cruz’. Esta es precisamente la tonalidad de la vida cristiana”.
“Así también en las Bienaventuranzas, continuó el Obispo de Roma, cuando Jesús dice: ‘Bienaventurados cuando los injurien, los persigan por mi causa’, la persecución es una de las Bienaventuranzas”.
Los discípulos, recordó “inmediatamente después de la venida del Espíritu Santo, comenzaron a predicar y se iniciaron las persecuciones: “Pedro fue a la cárcel”, Esteban fue asesinado y después “tantos discípulos hasta el día de hoy”.
“¡La Cruz – advirtió – está siempre en el camino cristiano!” “Nosotros – recalcó – tendremos muchos hermanos, muchas hermanas, muchas madres, muchos padres en la Iglesia, en la comunidad cristiana”, pero “también tendremos la persecución”.
“Porque el mundo no tolera la divinidad de Cristo. No tolera el anuncio del Evangelio. No tolera las Bienaventuranzas. Y así se produce la persecución: con la palabra, las calumnias, las cosas que decían de los cristianos en los primeros siglos, las difamaciones, la cárcel… Nosotros olvidamos fácilmente. Pensemos en tantos cristianos, hace 60 años, en los campos, en las prisiones de los nazis, de los comunistas: ¡tantos! ¡Por ser cristianos! También hoy… ‘Pero hoy tenemos más cultura y no pasan estas cosas’. ¡Pasan! Y yo les digo que hoy en día hay más mártires que en los primeros tiempos de la Iglesia.”
Tantos hermanos y hermanas, prosiguió, “que dan testimonio de Jesús, que ofrecen testimonio de Jesús y son perseguidos”. Cristianos, constató con amargura, que ni siquiera pueden tener la Biblia:
“Son condenados porque tienen una Biblia. No pueden hacer la señal de la cruz. Este es el camino de Jesús. Pero es un camino alegre, porque el Señor jamás nos pone a la prueba con más de lo que podemos soportar. La vida cristiana no es una ventaja comercial, no es un hacer carrera: es simplemente ¡seguir a Jesús! Cuando seguimos a Jesús sucede esto. Pensemos si tenemos dentro de nosotros el deseo de ser valientes en el testimonio de Jesús. Pensemos también - nos hará bien - en tantos hermanos y hermanas que hoy – ¡hoy! - no pueden rezar juntos, porque son perseguidos; no pueden tener el libro del Evangelio o una Biblia, porque son perseguidos”.