La oportuna reacción del Obispo de Grosseto (Italia), Rodolfo Cetoloni, y la intervención de la Gendarmería del Vaticano, salvaron la vida de una mujer de 56 años de edad que amenazaba con quitarse la vida.
Fuentes de la Diócesis de Grosseto confirmaron a ACI Prensa que el jueves pasado, la mujer –cuya identidad se mantiene en reserva– se puso en contacto con Cetoloni a través del teléfono, para confesarle entre lágrimas sus intenciones de quitarse la vida.
Según informó el diario italiano Il Tirreno el 18 de enero, la mujer viajaba desde Scarlino –un pueblo de unos cuatro mil habitantes de la provincia de Grosseto, en la Toscana–, con destino a Roma (distante unos 220 kilómetros) para quitarse la vida en el Vaticano.
Después de la llamada, Cetoloni se puso de inmediato en contacto con la Gendarmería del Vaticano, quienes en colaboración con la Jefatura de Policía de Grosseto, desplegaron un plan de actuación para frenar a la potencial suicida.
La policía rastreó las señales que emitía el teléfono móvil de la mujer y pudieron hallarla y socorrerla cuando llegaba a Roma.