El Papa Francisco, en su homilía matinal del 14 de enero en la residencia Santa Marta analizó con las lecturas del día distintas formas de vivir la fe... con sus peligros y desviaciones.
Por un lado, destacó la figura de Jesús: "con aquel celo de buscar a la gente, de curar a la gente, de amar a la gente".
Por otro lado, señaló 3 modelos negativos:
- los "legalistas puros, hipócritas como los escribas y fariseos".
- los "corruptos como los hijos de Elí"
- los "tibios como Elí".
Jesús, recuerda el Papa, "enseñaba como uno que tiene autoridad y no como los escribas".
Estos últimos, afirmó, enseñaban, predicaban pero ataban a la gente con tantas cosas sobre sus espaldas y la pobre gente no podía ir adelante".
"Y Jesús mismo dice que ellos no movían estas cosas ni siquiera con un dedo, ¿no? Luego, dirá a la gente: "¡hagan aquello que ellos les dicen, pero no hagan lo que ellos hacen!". Gente incoherente... Pero siempre estos escribas, estos fariseos es como si bastonearan a la gente, ¿no? "Tienen que hacer esto y esto" le decían a la pobre gente... Y Jesús dice: "Pero, ¡ustedes así cierran las puertas del Reino de los Cielos- les decía a ellos-; no dejan entrar pero tampoco ustedes entran!" Es una manera de predicar, un modo de enseñar, de dar testimonio de la propia fe... Y así, cuántos hay que piensan que la fe sea algo así..."
En la primera lectura, extraída del Libro de Samuel, encontramos la figura de Elí. "un pobre cura, débil, tibio" que "dejaba a sus hijos hacer un montón de cosas feas".
Elí estaba sentado delante de una puerta del templo del Señor y mira a Ana, una señora, "que rezaba a su modo, pidiendo por su hijo".
La mujer "rezaba como la gente humilde: simplemente, pero con el corazón, con angustia". Ana "movía los labios", como lo hacen "tantas buenas mujeres" "en nuestras iglesias, en nuestros santuarios". Rezaba así "y pedía el milagro".
Y el anciano Elí la miraba y decía: "pero ésta, está borracha" y "la despreció".
Él era el representante de la fe, el dirigente de la fe, pero su corazón no sentía bien y despreció a esta mujer".
¿Cuántas veces el pueblo de Dios se siente no querido por aquellos que deberían dar testimonio: por los cristianos, por los curas, por los obispos...
"Pero, pobre gente, no entiende nada... Debe hacer un curso de teología para entender bien" Pero, ¿por qué tengo una cierta simpatía por este hombre? Porque en el corazón tenía aún la unción, porque cuando la mujer le explica su situación, Elí le dice: "Vete en paz y el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido". Sale de adentro la unción sacerdotal: pobre hombre, la tenía escondida dentro de su vagancia... es un tibio. Y luego termina mal, pobrecito".
Sus hijos no se ven en la narración de la primera lectura, pero eran aquellos que manejaban el templo, "eran ladrones". "Eran sacerdotes, pero ladrones". "Iban detrás del poder, detrás del dinero, explotaban a la gente, se aprovechaban de las limosnas, de los dones" y el Señor los castiga fuertemente".
Esta es la figura del cristiano corrupto", "del laico corrupto, del cura corrupto, del obispo corrupto, que aprovecha sus situación, de su privilegio de la fe, de ser cristiano" y "su corazón termina corrupto", como le sucede a Judas.
De un corazón corrupto nace "la traición". Judas "traiciona a Jesús". Los hijos de Elí son por lo tanto el tercer modelo de creyente.
Y luego está el cuarto, Jesús. Y de Él la gente dice: "Este enseña como uno que tiene autoridad: ¡esta es una enseñanza nueva!". La novedad "es el poder de la santidad", "la novedad de Jesús es que lleva consigo la Palabra de dios, o sea el amor de Dios a cada uno de nosotros".
Jesús "busca el corazón de las personas, Jesús se acerca a la gente y para hacerlo se acerca Él: está cerca de los pecadores". Jesús perdona a la adúltera, "habla de teología con la Samaritana, que no era un angelito".
Jesús "busca el corazón de las personas, Jesús se acerca al corazón herido de las personas. A Jesús sólo le interesa la persona, y Dios.
Jesús "quiere que la gente se acerque, que lo busque y se conmueve cuando la ve, como oveja sin pastor". Y todo esta actitud "es aquello por lo cual la gente dice: "¡Pero este es un mandamiento nuevo!". No, "no es una nueva enseñanza: es el modo de hacerlo, nuevo. Es la transparencia evangélica":
"Pidamos al señor que estas dos Lecturas nos ayuden en nuestra vida de cristianos: todos. Cada uno en su lugar. A no ser legalistas puros, hipócritas como los escribas y fariseos. A no ser corruptos como los hijos de Elí. A no ser tibios como Elí, sino ser como Jesús, con aquel celo de buscar a la gente, de curar a la gente, de mara a la gente y con esto decirles. "Pero, si yo hago esto que es tan pequeño, piensa cómo te ama Dios, ¡cómo es tu Padre!". Esta es la enseñanza nueva que Dios nos pide a nosotros. Pidamos esta gracia".