Entre los 19 pastores que el Papa Francisco creará Cardenales el próximo 22 de febrero, destaca monseñor Loris Francesco Capovilla, quien fuera secretario personal del Beato Juan XXIII y a sus 98 años de edad se convertirá en el Pupurado de mayor edad en el Colegio Cardenalicio.
“Este reconocimiento ha sido como un rayo de luz en el atardecer de mi vida, y se lo debo todo al Papa Juan XXIII, a su ejemplo en la santidad y su bondad”, explicó emocionado a Radio Vaticana el 12 de enero.
“El Papa Francisco ha mirado a un sacerdote viejo y ha creído honrar en mí a todos los sacerdotes más humildes, que han servido a la Iglesia en silencio. Siempre me he sentido como un criado de Dios, y me he sentido pequeño entre los pequeños. Y serviré mientras Dios me deje continuar: servir, amar, creer en la unidad de la familia humana”, añadió el nonagenario.
Con 74 años de sacerdocio, Capovilla explicó que siente su labor muy ligada a la figura del Papa, y no solo con el afecto, sino con la mente y lo que llama “mi pequeña labor”.
Capovilla fue ordenado sacerdote en 1940, luego colaboró como sacerdote patriarcal con el Cardenal Angelo Giuseppe Roncalli, electo Patriarca de Venecia en 1953, de quien fue secretario personal.
En 1958 el Cardenal Roncalli fue elegido Papa, tomó el nombre de Juan XXIII, y mantuvo a Capovilla como secretario, convirtiéndose en su más estrecho colaborador durante su pontificado, que terminó en 1963.
El sucesor de Juan XXIII, el Papa Pablo VI, lo elevó a la dignidad episcopal, con sede en la Archidiócesis de Chieti en 1967, y en 1971, fue transferido a la Sede Titular de la Arquidiócesis de Mesembria. Además, fue nominado a la Prelatura Territorial de Loreto, con el título de Arzobispo.
“La noticia me tomó de manera totalmente inesperada… ¡Me tomó por sorpresa! Estaba impactado, y dije: Yo también quiero repetir lo que un buen hombre de Bérgamo –Juan XXIII-, creado Cardenal, escribió en su estema ‘Solo gratia tua’”.
“No puedo explicar con palabras mi gratitud, y no puedo expresar plenamente los sentimientos que atraviesan mi corazón. Le voy a escribir, por supuesto, ¡pero no puedo decir más!”, concluyó.