El papa Francisco visitó el lunes 6 de enero por la tarde, Día de Reyes, la parroquia romana de San Alfonso María de Ligorio, donde le esperaban centenares de personas, para ver el pesebre viviente preparado por los feligreses con unos 200 figurantes.

Para recibir al Santo Padre se encontraba el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, junto al párroco Darío Pompeo Criscuoli.

Cientos de niños aguardaban al pontífice argentino con globos blancos y amarillos, los colores de la bandera vaticana, y el santo padre, después de rezar en privado, salió y saludó con la cercanía que le caracteriza a las personas discapacitadas, enfermos y niños que le esperaban desde horas antes en esta iglesia del barrio Prima Porta, en la zona norte de la capital italiana.

Durante la visita al templo, que duró más de una hora, el Papa paseó ante los asistentes y se detuvo con la mayoría de ellos.

Así, el Pontífice bromeando le dijo a unos artesanos del pesebre: "¡Hoy es fiesta, no se puede trabajar!"

Tras contemplar la escena de la Natividad, el Santo Padre comentó a Don Darío que "para montar todo esto debes estar loco, pero eso está bien: algunas locuras le gustan a Dios".

En un clima de confianza, el Papa jugó con los animales del establo, algunos pastores llegaron incluso a colocarle un cordero en sus espaldas, y bendijo y besó a los pequeños figurantes del belén. Entre ellos estaba el niño que representaba a Jesús, bautizado esta misma mañana con el nombre de Francisco.

Dirigiéndose a todos los presentes, el pontífice agradeció la acogida.

"Gracias por el fervor cristiano. Agradezco a esta comunidad y a este hermoso pesebre viviente, por el trabajo, por la catequesis", dijo el Papa.

Francisco también tuvo su tradicional diálogo coral con los fieles a los que preguntó acerca de la presencia de Jesús.

-"¿Jesús está con nosotros?", preguntó el Pontífice, al tiempo que recibió un gran "sí" de la multitud congregada, entre ellos muchos jóvenes.

Así, el Papa recordó que "¡la Navidad termina, pero Cristo permanece con nosotros!"

Finalmente, el papa Francisco quiso rezar junto con la gente: "oremos por la comunidad parroquial, por los niños, por los que vendrán y por los abuelos y abuelas que tienen la sabiduría".

Y se despidió diciendo: "Viva Jesús, viva María, viva José, muchas gracias".

El obispo de Roma, con olor a oveja, compartió alegremente con los más pequeños de una de sus parroquias el llamado día de la ´Befana´, nombre derivado de la palabra epifanía, que consiste en una anciana que reparte los regalos en Italia.

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