Este jueves 21 de febrero ha empezado en el Vaticano la histórica cumbre dedicada a la protección de los menores en la Iglesia católica. Participan unas 190 personas, que incluyen a los 114 presidentes de conferencias episcopales, 14 líderes de las iglesias católicas orientales, 12 superiores de órdenes religiosas; y 10 superioras de órdenes religiosas femeninas, junto con diversos expertos y asesores.

El reto es colosal: proteger a los niños de abusos sexuales en una Iglesia que tiene 1.250 millones de fieles, pastoreada por unos 5.000 obispos de todo tipo de naciones, culturas y costumbres, en dictaduras comunistas, en tribus seminómadas, en ciudades hedonistas e hipersexualizadas y en etnias que pueden vender una niña por una cabra o expulsar niños a la calle porque piensan que son brujos.

¿Se pueden hacer reglas para todos los países, para todas las culturas?

La Iglesia no tiene policía, cárceles ni detectives. Tiene escuelas y tiene millones de niños alrededor, la mayoría muy pobres y muy vulnerables.

El primer discurso oficial del encuentro ha sido el del Papa Francisco en la mañana del jueves. Ha hablado de "medidas concretas y eficaces", que es lo que espera el pueblo. ¿Se pueden tomar en una cumbre de tres días?

 

“Nuestro encuentro está cargado por el peso de la responsabilidad pastoral y eclesial que nos obliga a discutir juntos, de manera sinodal, sincera y profunda, cómo afrontar este mal que aflige a la Iglesia y a la humanidad. El santo pueblo de Dios nos mira y espera de nosotros no simples y obvias condenas, sino medidas concretas y eficaces; es necesario ser concretos”, dijo el Pontífice.

“Ante la plaga de abusos sexuales perpetrados por hombres de Iglesia contra los menores, he pensado en interpelarles a ustedes, Patriarcas, cardenales, arzobispos, obispos, superiores religiosos y responsables, para que todos juntos nos pongamos a la escucha del Espíritu Santo y con docilidad a su guía escuchemos el grito de los pequeños que piden justicia”.

Una reflexión conjunta, sinodal

El Papa presentó el encuentro como un esfuerzo conjunto y sinodal. “Nuestro encuentro está cargado por el peso de la responsabilidad pastoral y eclesial que nos obliga a discutir juntos, de manera sinodal, sincera y profunda, cómo afrontar este mal que aflige a la Iglesia y a la humanidad. El santo pueblo de Dios nos mira y espera de nosotros no simples y obvias condenas, sino medidas concretas y eficaces por disponer. Es necesario ser concretos”.

Alentó a los asistentes a trabajar "armados de fe y del espíritu de máxima parresia, de coraje y de concreción".

“Como ayuda, quisiera compartir con ustedes algunos criterios importantes formulados por las diversas Comisiones y Conferencias Episcopales – los han enviado ustedes, dijo el Papa, y yo los he enumerado un poco – son líneas guías para ayudarnos en nuestra reflexión que les serán entregadas a ustedes. Son un simple punto de partida, que viene de ustedes y regresa a ustedes, y que no quita la creatividad que debe existir en este encuentro”.

El Papa agradeció los trabajos preparativos realizados por la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, la Congregación para la Doctrina de la Fe y el comité organizador. Finalizó implorando "que la Virgen María nos ilumine para buscar curar las graves heridas que el escándalo de la pedofilia ha causado tanto en los pequeños como en los creyentes”.

Tres días de encuentro

Durante los días de encuentro, se presentarán tres relaciones diarias, algunas de las cuales serán presentadas por mujeres, dos laicas y una religiosa, a las que seguirán preguntas y respuestas por la mañana y trabajos de grupo. Además, habrá lugar para testimonios de sobrevivientes y momentos de oración en apertura y cierre de las jornadas.

El esquema de trabajo se repetirá los tres primeros días, con la variante del sábado, cuando los participantes, concluidos los trabajos, se dirigirán por la tarde a la Sala Regia para participar en la Liturgia Penitencial presidida por el Santo Padre. El Domingo 24, el Encuentro se concluirá con la Celebración Eucarística en la Sala Regia, presidida por el Papa. La homilía estará a cargo del arzobispo Mark Coleridge, Presidente de la Conferencia Episcopal australiana.

Las relaciones se darán a las 9.30 de la mañana, a las 10.15 y a las cuatro de la tarde. El jueves la primera relación estará a cargo del cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila y presidente de Caritas Internationalis, con el título: “El olor de las ovejas. Sentir la dificultad y curar las heridas, es el centro de la tarea del Pastor”.

Le seguirá la relación de un verdadero experto que trabaja contra esta lacra desde 2001, Charles Scicluna, arzobispo de Malta y secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con el título: La Iglesia como hospital de campaña. Asumirse la responsabilidad.

Y por último la relación del cardenal Rubén Salazar Gómez, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia que llevará por título: “La Iglesia herida. Afrontar los conflictos y actuar con decisión”.

El viernes, la primera relación está a cargo del Cardenal Oswald Gracias, arzobispo de Bombay y presidente de la Conferencia Episcopal de la India, con el tema: Colegialidad. Enviados en misión. La segunda relación a cargo del cardenal Blase Joseph Cupich, arzobispo de Chicago, EEUU, con el tema: Sinodalidad: responsabilidad compartida. Y la laica Linda Ghisoni, subsecretario del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida con el tema: Communio. Actuar juntos.

El sábado, la primera relación será a cargo de la Superiora General Veronica Openibo, de la Sociedad del Santo Niño Jesús. Con el tema: Estar disponibles: Enviados por el mundo. A las 10.00 la relación del cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich y Frisinga, presidente de la Conferencia Episcopal alemana con el tema: Una comunidad transparente de creyentes. Y la última relación sobre el tema: Comunicación: Hacia todas las personas, que dará la periodista mexicana Valentina Alazraki.

Una declaración de los superiores de órdenes religiosas

"El abuso de niños es un mal en cualquier tiempo y lugar: este punto no es negociable": lo escriben los Superiores y Superioras Mayores de Órdenes y Congregaciones religiosas del mundo entero, en una declaración previa al encuentro. “Reconocemos que hubo maneras inadecuadas de tratar este tema y una vergonzosa incapacidad de comprender vuestro dolor. Ofrecemos nuestras más sinceras disculpas y nuestro pesar. Les pedimos que crean en nuestra buena voluntad y sinceridad. Y los invitamos a trabajar con nosotros para crear nuevas estructuras que aseguren la minimización de los riesgos»: lo dicen los Superiores y Superioras Mayores de Órdenes y Congregaciones religiosas del mundo entero a los supervivientes de los abusos.