La hermana Antonietta Collacchi, de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, responsable del dispensario, fue la encargada de dirigir unas palabras de saludo al Papa al llegar al Aula Pablo VI. "Le acogemos con alegría y sencillez, con el corazón lleno de gratitud por esta visita entre nosotros: un verdadero regalo para todos, sobre todo para nuestros niños", dijo, y recordó "el trabajo voluntario de los médicos -pediatras, ginecólogos, ecografistas, dermatólogos, dentistas- y de tantos trabajadores que ofrecen su tiempo, pasión y ternura". La hermana finalizó pidiendo al Papa que "bendiga esta nuestra familia poliédrica, que lleva los colores del mundo y a menudo los signos de las dificultades y de las contradicciones de la sociedad contemporánea", y le dijo que rezan por él "pidiendo al Señor que cuide sus pasos y le apoye en su ministerio".
A continuación, Elisabetta, madre de un niño atendido en el ambulatorio desde que tenía menos de un año, le dijo al Papa que "nos sorprende y nos regala siempre momentos de ternura y de alegría: tu sonrisa es tan sorprendente que llega al corazón de todos, dándonos muchísima paz. Sabemos cuánto amor tienes hacia los niños, especialmente hacia los más necesitados. Nuestros hijos reciben hoy el regalo más bonito de Navidad que podrían imaginar: tu sonrisa, tu caricia, tu abrazo".
Tras los saludos, numerosos niños ofrecieron regalos al Santo Padre. Después cantaron deseando paz y felicidad a todos los presentes. Ya que el próximo día 17 el Papa cumple 77 años, los niños le llevaron una tarta con velas, que él apagó .
Además recibió dos regalos especiales, una cerámica de la Sagrada Familia de parte de las familias presentes y un jersey blanco de parte de los niños.
Por su parte, el Papa dió las gracias por la visita y "también por vuestro amor y por la alegría de los niños. Y ciertamente os doy las gracias por la tarta. Es preciosa. Después os diré si estaba buena. Muchas gracias".
El dispensario de Santa Marta tiene más de 90 años de historia de solidaridad concreta. Nació el 8 de mayo de 1922 bajo la bendición del papa Pío XI. Su gestión fue confiada a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y hasta hoy han asistido a miles de niños junto a sus familias. Ofrece asistencia médica, apoyo psicológico y garantiza cubrir las necesidad básicas con la distribución de leche, pañales, carricoches, alimentos, medicamentos, ropa, juguetes. Los niños son sometidos a controles periódicos y consultas especializadas también para sus madres.