El Papa Francisco va a convocar un consistorio (reunión en Roma de todos los cardenales) para canonizar a cuatro grandes figuras. Dos son religiosas cuyos milagros ya se aprobaron hace un tiempo: la religiosa italiana Elena Guerra, divulgadora del Espíritu Santo y considerada "abuela" de la Renovación Carismática, y Madre Marie-Léonie Paradis (1840-1912), fundadora de las Hermanitas de la Sagrada Familia en Canadá.
Ahora se añaden dos figuras más de primer orden y muy populares. La primera es el adolescente italiano Carlo Acutis, que falleció con 15 años en 2006, considerado un santo joven "de jeans e Internet", y que fue beatificado hace solo 4 años, en 2020, por lo que bate récords de velocidad en su camino a los altares.
La otra figura es el sacerdote italiano José (o Giuseppe) Allamano, fundador del Instituto de la Consolata, una institución misionera que se mantiene muy viva, a la que pertenecen 15 obispos, un cardenal (Giorgio Marengo, misionero italiano en Mongolia) y la número dos del Dicasterio de la Vida Consagrada.
Siendo 3 nuevos santos italianos y muy populares, es de esperar que a la canonización en Roma acudan muchos fieles, lo que reforzará la visibilidad del consistorio de cardenales.
(También se han reconocido las virtudes heroicas del soldado republicano español Ismael de Tomelloso, muerto en 1938; léalo aquí).
Curiosamente, los dos milagros atribuidos a Acutis y Allamano tienen que ver con heridas en el cráneo.
El milagro de Carlo Acutis: una niña costarricense accidentada en Italia
Aunque no se han divulgado muchos detalles del milagro que va a permitir canonizar a Carlo Acutis, el obispo de Asís, Domenico Sorrentino, ha dado algunos datos en Avvenire: "Se refiere a una niña costarricense, estudiante en Italia, que fue operada de un traumatismo craneoencefálico debido a un accidente. Salió de su situación desesperada gracias a la intercesión del beato, invocada por su madre", explica.
Desde 2019 los restos mortales de Carlo Acutis se exponen a la veneración de miles de peregrinos en el Santuario del Expolio en Asís, donde Francisco de Asís se desnudó para expresar que devolvía sus ricas ropas a su padre y se entregaba solo a Dios.
A Carlo Acutis se le considera de espiritualidad franciscana y el obispo de Asís lo compara con San Francisco: "Siguiendo sus pasos, pero con estilo propio, Carlo trae el mismo mensaje. De familia acomodada, amante de la vida, de la naturaleza, de los animales, del deporte, en definitiva de la belleza en todas sus formas, y de poder permitirse una vida cómoda, cuando se encuentre en la plenitud de su edad, se verá despojado de todo. El mundo se derrumba con su leucemia fulminante. Lo único que le queda es Jesús, ese Jesús que había descubierto sobre todo en la presencia eucarística, convirtiéndose en testimonio apasionado y comprometido".
La película "El Cielo no puede esperar" es una buena forma de conocer la figura de quien ahora será San Carlo Acutis; muestra cómo su devoción se ha extendido por todo el mundo (aquí el tráiler).
Sorrentino recuerda una frase de Acutis: "“Originales, no fotocopias", como "un eslogan que era un ideal de vida, propuesto hoy a muchos jóvenes que se encuentran frente a su tumba. La de Carlo Acutis es verdaderamente una gracia vertical, el viento y el fuego de Pentecostés, una de esas intervenciones de Dios que son pura sorpresa, para dar un impulso a la Iglesia y al mundo. Asís está de fiesta en estas horas".
(Conozca más sobre Carlo Acutis aquí ).
El milagro de Allamano: un jaguar en la jungla brasileña
Casi con seguridad, el milagro para canonizar a José Allamano, fundador de los misioneros de la consolata, es el que se presentó en 2021, pero con datos de 1996. Lo contó así la misionera Maria Da Silva Ferreira, testigo de los hechos.
"El indígena Sorino, en la selva, fue atacado por un jaguar, que le arrancó con fuerza el cuero cabelludo. Recuerdo que el cráneo quedó en parte destrozado, con pérdida de masa cerebral. Sorino perdió la vista. Hubo momentos de gran tensión. Llamamos a los médicos y no se pensó que se le pudiera salvar", describe la misionera. "En esos días comenzó la novena del Beato José Allamano, y lo invocamos por la curación de esta persona. Lo encontraron de repente curado y ya entonces se consideró un milagro”, añade la misionera.
Según recogió OMPress, Maria Da Silva Ferreira explica que los misioneros estaban muy ocupados con sus tareas entre los indígenas yanomami y "extrañamente, nadie pensó en seguir adelante con el reconocimiento de la curación". Volvieron a pensar en ese milagro con motivo del Sínodo de la Amazonía.
El italiano José Allamano (1851-1926) es considerado parte de una ola muy fértil de “santos sociales turineses” del siglo XIX, entre quienes estarían también Don Bosco (fundador de los salesianos), San José Benito Cottolengo y Leonardo Murialdo (fundador de los llamados "josefinos de Murialdo"), entre otros.
La obra de Allamano está muy viva y es influyente en la Iglesia. Los Misioneros de la Consolata están presentes con vigor en numerosos países de África, Hispanoamérica y otros continentes. Hacia 2022 contaban con 240 comunidades masculinas, con unos 720 religiosos y unos 920 sacerdotes. Hay unos 15 obispos de este instituto; el de más rango en la Curia sería el joven cardenal italiano Giorgio Marengo (nacido en 1974), que es obispo misionero en Mongolia (el único obispo del país, donde solo hay unos 1.400 católicos).
Las religiosas de la Consolata son unas 530 en 73 comunidades. Su superiora, la hermana Simona Brambilla, también tiene un cargo importante en la Curia: es la número dos en el Dicasterio para la Vida Consagrada, solo por debajo del cardenal Joao Bráz de Aviz.
En la Consolata difunden las figuras de otros tres miembros en los altares: Irene Stefani (religiosa misionera y enfermera en Kenia, fallecida en 1930 con 39 años, beatificada en 2015), San José Cafasso (sacerdote tío de Allamano, apóstol en las cárceles, murió en 1860 con 49 años y fue canonizado en 1947) y Leonella Sgorbati (religiosa misionera y maestra de enfermeras en Somalia, asesinada con siete disparos en 2006, mártir del perdón, beatificada en 2018).
Otro milagro: Giovanni Merlini, formador de misioneros, consejero de papas
También este jueves el Papa ha aprobado un milagro que permitirá beatificar al sacerdote y misionero italiano Giovanni Merlini (1795–1873). Entró en vida religiosa contra la voluntad de su familia, que era anticlerical, y San Gaspar del Búfalo le impulsó a entrar en su Congregación de la Preciosísima Sangre.
Merlini apoyó luego a Santa María de Mattias para fundar las Adoratrices de la Sangre de Cristo (hoy son más de 1.000 religiosas en más de 200 conventos de todo el mundo). Merlini destacó como formador de jóvenes misioneros y predicador en misiones populares por Italia.
Giovanni Merlini, sacerdote italiano, asesor de Papas, impulsor de las Adoratrices de la Sangre de Cristo, será beatificado.
Quizá al Papa Francisco le ha atraído también la importancia que concedía al discernimiento, un tema que Francisco cita a menudo. Merlini fue superior de su congregación durante 25 años y fue consejero de obispos y de papas, especialmente de Pío IX. También difundió la fiesta de la Preciosísima Sangre por toda la Iglesia (tras el Concilio Vaticano se fusionó con la de Corpus Christi). Su decreto de virtudes heroicas es de 1973, hace más de 50 años.
Mártires franciscanos españoles en 1860 en Damasco: pasan de beatos a santos
El Papa Francisco también ha aprobado que sean canonizados como santos los, hasta ahora, beatos mártires de Damasco de 1860. Se trata de 8 franciscanos, casi todos españoles, y de tres compañeros laicos sirios, católicos de rito maronita, asesinados por una muchedumbre fanatizada que asaltó su convento entre el 9 y 10 de julio de 1860, en el marco de una ola de ataques violentos contra comunidades cristianas. Se les menciona habitualmente como "Manuel Ruiz y compañeros mártires" o "los mártires franciscanos de Damasco". En Damasco tenían una escuela con 400 alumnos y buenas relaciones con las autoridades.
Estos mártires son:
- Manuel Ruiz, superior de la casa, nacido en San Martín de Ollas (Santander) el año 1804;
- el padre Carmelo Bolta, párroco de los católicos de Damasco, natural de Real de Gandía (Valencia), nacido en 1803, muy culto;
- el padre Engelberto Kolland, nacido en Ramsau (Tirol, Austria) en 1827, conocedor de seis idiomas;
- el padre Nicanor Ascanio, de Villarejo (Madrid), nacido en 1814, se dice que la venerable sor Patrocinio predijo su martirio;
- el padre Nicolás M. Alberca y Torres, de Aguilar de la Frontera (Córdoba), nacido en 1830, hombre muy sencillo;
- el padre Pedro Nolasco Soler, natural de Lorca (Murcia), nacido en 1827;
- fray Francisco Pinazo Peñalver, nacido en Alpuente (Valencia) en 1812;
- fray Juan S. Fernández, nacido en Carballeda (Orense) el año 1808;
- tres laicos católicos de rito maronita: Francisco, Moocio y Rafael Massabki.
Todas estas poblaciones podrán hablar ahora de sus paisanos como santos.
Ante los disturbios violentos, las autoridades otomanas invitaron a los religiosos cristianos a refugiarse en un palacio bien protegido, pero los franciscanos querían quedarse con los que se refugiaban en su convento y pensaban que no serían atacados, por no tener enemigos.
Cuando la muchedumbre violenta golpeó las puertas esa noche, el superior consumió el Santísimo Sacramento. Los asaltantes irrumpieron con armas, dándoles la posibilidad de salvar la vida si se convertían al Islam. Se negaron y fueron asesinados.
Esta afirmación no acaba de encajar con el hecho de que, según el proceso de beatificación, los asaltantes eran, sobre todo, drusos, una religión distinta, escindida del Islam, monoteísta y abrahámica, pero que cree en la reencarnación y otras cosas inaceptables para judíos, musulmanes o cristianos. Los drusos hoy viven en Líbano, Siria e Israel, y son muy odiados por los fundamentalistas suníes o chiíes.
En cualquier caso, los asaltantes de 1860 mataron a los frailes que oraban, golpeándolos con palos y barras de hierro. A varios los lanzaron luego desde lo alto de la torre o el campanario. Los asesinos mutilaron sus cuerpos y los arrojaron a lugares inmundos. La comunidad cristiana los recuperó más adelante.
El Papa también ha reconocido los martirios que permiten proclamar como beatos a Stanislao Kostka Streich, sacerdote diocesano polaco, a la laica húngara Maria Maddalena Bódi, las virtudes heroicas del capuchino italiano Guglielmo Gattiani, y las del laico italiano y divulgador científico y físico Enrico Medi (lea aquí sus historias).