Y pidió un aplauso para Afra Martinelli, la misionera laica de 78 asesinada hace diez días en Nigeria para robarle. Se dedicaba a la educación y "anunció el Evangelio con su vida", dijo el Papa.
También recordó a Stefan Sándor, salesiano laico "ejemplar en el servicio a los jóvenes", que fue beatificado este sábado en Budapest como mártir, pues "cuando el gobierno comunista cerró todas las obras católicas", las mantuvo con fe hasta que fue detenido y desaparecido, siendo ahorcado en 1953.
Antes de estas consideraciones que siguieron al rezo del Ángelus, el Papa comentó el Evangelio del día, el de la viuda perseverante en la oración. "Gritar día y noche a Dios", comentó: "¡Nos impresiona esta imagen de la oración! ¿Por qué Dios quiere esto? ¿No conoce nuestras necesidades? ¿Qué sentido tiene insistirle a Dios?".
Francisco respondió enseguida a estos interrogantes: "Dios nos invita a rezar con insistencia, pero no porque no sepa qué necesitamos. El Señor no está lejos, está a nuestro lado. Pero nuestra arma es la oración, que nos hace sentir su presencia, y la lucha contra el mal es dura y larga y requiere paciencia y resistencia. Hay que luchar para salir adelante, pero Dios es nuestro aliado, la fe en Él es nuestra fuerza, y la oración es la expresión de esa fe". Ésa es la razón de la insistencia en la oración.
Pero "si se apaga la fe, se termina la oración y nos perdemos en el camino de la vida. Hay que rezar siempre sin cansarnos nunca".
Francisco concluyó con una alabanza a "tantas mujeres que luchan por su familia y rezan con insistencia, su actitud nos da un ejemplo de fe y perseverancia".