A las 12 de la mañana del martes 15 de octubre ha tenido lugar la ceremonia de clausura de la oficina de Secretaría de Estado del cardenal Tarcisio Bertone. El nuevo secretario de Estado, monseñor Pietro Parolín, tomará posesión de su nuevo cargo en unas semanas, debido a una pequeña intervención quirúrgica -por apendicitis- a la que ha tenido que someterse.
El Papa Francisco ha despedido al salesiano Bertone, durante muchos años hombre de confianza del cardenal Ratzinger en Doctrina de la Fe y luego en el Pontificado de Benedicto XVI.
Francisco ha recurrido a imágenes de San Juan Bosco, el fundador de los salesianos, hablando de "la fatiga del educador", y también a la santa del día, Santa Teresa de Ávila, con su poema "Nada te turbe".
El Papa ha señalado especialmente "el valor y la paciencia con que ha vivido las contrariedades a las que ha tenido que enfrentarse".
Francisco ha dedicado también unas primeras palabras de bienvenida al nuevo secretario de Estado, Pietro Parolin, "en ausencia". "Él conoce muy bien la familia de la Secretaría de Estado, ha trabajado aquí durante muchos años, con pasión y competencia y con esa capacidad de diálogo y de trato humano que son una característica suya. En este sentido es como un volver "a casa", ha afirmado el pontífice.
Queridos amigos, buenos días;
Nos hemos reunido aquí para agradecer al cardenal Tarcisio Bertone, quien hoy deja su cargo de Secretario de Estado, y para dar nuestra bienvenida a Mons. Parolin. Pero será una bienvenida "in absentia", porque él tomará posesión de su nuevo cargo algunas semanas más tarde a la fecha de hoy, debido a una pequeña intervención quirúrgica a la que tuvo que someterse.
En este momento es un sentimiento de gratitud el que me gustaría compartir con todos ustedes. Querido cardenal Tarcisio, pienso interpretar también el pensamiento de mi amado predecesor, el Papa Benedicto XVI presentándole mi más sincero agradecimiento por el trabajo realizado en los últimos años. Veo en usted sobre todo al hijo de Don Bosco. Todos estamos marcamos por nuestra historia.
Pensando en su largo servicio a la Iglesia, tanto en la enseñanza, como en el ministerio de Obispo diocesano y en el trabajo en la Curia, hasta el cargo de Secretario de Estado, creo que su camino está constituido precisamente por la vocación sacerdotal salesiana que lo marcó desde la tierna infancia, y que lo llevó a desarrollar todos los encargos recibidos con profundo amor a la Iglesia, gran generosidad, y con aquella típica mezcla salesiana que combina un sincero espíritu de obediencia y una gran libertad de iniciativa y de personal invención.
Para todo salesiano, el amor a la Iglesia se expresa en un amor muy especial hacia el Sucesor de Pedro. Sentirse en el corazón de la Iglesia, precisamente porque se está con el Papa. Y porque se está con el Papa, participar en la vastedad de la misión de toda la Iglesia y en el alcance de su dinamismo evangelizador. Y aquí llego a la segunda cuestión que quiero destacar: la actitud de lealtad incondicional y absoluta lealtad a Pedro, una característica distintiva de su mandato como Secretario de Estado, tanto a Benedicto XVI como a mí en estos últimos meses. Lo he podido advertir en muchas ocasiones y le estoy profundamente agradecido por ello.
Por último, quiero darle las gracias por el coraje y la paciencia con la que ha vivido las contrariedades que ha debido afrontar. Son muchas. Entre los sueños contados por Don Bosco a sus jóvenes hay el de las rosas: ¿usted seguramente lo recordará?
El Santo ve una pérgola llena de rosas y se encamina a su interior, seguido por muchos discípulos. A medida que se adentran, sin embargo, junto a las hermosas rosas que cubren toda la pérgola, sobresalen espinas penetrantes, que les hieren y les causan un gran dolor. Quien mira desde afuera sólo ve las rosas, mientras que Don Bosco y los discípulos que caminan por dentro sienten las espinas: muchos se desaniman, pero la Virgen María les exhorta a todos a perseverar, hasta que al final, el Santo logra entrar con sus discípulos en un hermoso jardín.
El sueño quiere representar la ardua labor de los educadores, pero también puede ser aplicado a cualquier ministerio de responsabilidad en la Iglesia. Querido cardenal Bertone, en este momento me gusta pensar que, incluso si hubiera habido espinas, la Virgen Auxiliadora ciertamente no le hizo faltar su ayuda, y tampoco la encontrará a faltar en el futuro: esté seguro, ¿eh? Todos deseamos que Usted pueda seguir disfrutando de los tesoros que han marcado su vocación: la presencia de Jesús en la Eucaristía; la asistencia de la Virgen; y la amistad del Papa. Son los tres grandes amores de Don Bosco.
Y con estos pensamientos digamos también – in absentia – damos la más cordial bienvenida al nuevo Secretario Estado. El conoce muy bien a la familia de la Secretaría de Estado, donde ha trabajado durante muchos años con pasión y competencia y con aquella capacidad de diálogo y de trato humano que son una característica suya. En cierto sentido, es como un regreso a "casa".
Quisiera terminar dando las gracias a todos ustedes por el servicio que realizan diariamente, a menudo en forma oculta y anónima; es precioso para mi ministerio. Les invito a todos ustedes a orar por mí – lo necesito tanto - y me gustaría que estuvieran seguros de mis oraciones y de mi amistad, de mi cercanía y mi gratitud por el trabajo que hacen. Sobre ustedes y sobre vuestros seres queridos invoco la Bendición del Señor. Gracias.
"Le ha llegado el momento, querido hermano de pasar el testigo en el servicio a la Secretaría de Estado . Por lo tanto, quiero unirme espiritualmente a Usted en la acción de gracias a Dios por todo lo bueno que le ha permitido hacer en este papel tan delicado y difícil. La memoria de Santa Teresa de Jesús, que celebramos en esta fecha, invita a fijar la mirada en Dios : "Nada te turbe, - nos dice la grande santa de Ávila - nada te espante , quien a Dios tiene nada le falta " .
En esta ocasión siento la necesidad de expresar mi profundo agradecimiento por la dedicación con que se ha prodigado en los últimos siete años; y lo hago también en nombre del amado Papa Benedicto XVI, que la llamó desde Génova, donde era arzobispo, para volver a Roma y confiarle el cargo de Secretario de Estado suyo, el 15 de septiembre de 2006, y por lo tanto también el de Camarlengo de la Santa Iglesia Romana. Siete años de intenso trabajo, vividos con gran generosidad y espíritu de servicio. También yo he podido servirme, hasta el día de hoy, de su colaboración experta.
Hay un aspecto por el que deseo expresarle mi agradecimiento de una manera particular, y es su fidelidad al espíritu de Don Bosco; el espíritu salesiano, que ha sido capaz de mantener y atestiguar incluso absorbido por las múltiples tareas vinculadas a la tarea de ayudar al Sucesor de Pedro.
Con el espíritu emprendedor y de amor al Papa que caracteriza a los hijos de San Juan Bosco, ha desempeñado siempre con entrega su tarea de guía de las relaciones internacionales de la Santa Sede , tan importante en el ejercicio del ministerio del Obispo de Roma. Al mismo tiempo, no se ha cansado de llevar el Magisterio pontificio y la Bendición Apostólica por doquier: países, diócesis , parroquias , universidades , instituciones , asociaciones. La Virgen Auxiliadora ha estado cerca de Usted y siempre le ayudó en este valioso ministerio. Que por su intercesión maternal obtenga las recompensas y gracias celestiales que más desea su corazón. Y como prenda de paz y de alegría espiritual le imparto de todo corazón mi bendición que se extiende con sincera gratitud también a sus colaboradores y a sus seres queridos".
“Agradeciendo al cardenal Bertone por los servicios prestados, la Secretaría de Estado da la bienvenida al nuevo Secretario de Estado S.E Monseñor Parolin”: así reza el tuit de este martes 15 de octubre, en la tercera logia del Palacio pontificio, donde está ubicada la Secretaría de Estado.
Pietro Parolin, el hombre elegido por el Papa Jorge Bergoglio para ocupar el cargo de Secretario de Estado, tiene 58 años. Nacido en la provincia italiana de Vicenza, es el más joven secretario desde tiempos de Eugenio Pacelli, futuro Papa Pío XII. Licenciado en Derecho Canónico, diplomático del Vaticano desde 1986, ha servido en las nunciaturas de Nigeria y México. En Roma, fue subsecretario de Relaciones con los Estados durante siete años, antes de convertirse en 2009 en el nuncio en Venezuela, un país donde desarrolló una tarea importante en las relaciones entre Iglesia y Estado. Habla perfecto español, además de inglés y francés.
El nombramiento de Mons. Parolin fue anunciado el pasado 31 de agosto. Su designación fue una sorpresa, en primer lugar, para él mismo. Aunque haya tenido poco trato personal con el Papa Francisco, aseguró que se siente "muy afín con el Papa en su manera de entender la Iglesia y, sobre todo, por su estilo de sencillez y cercanía a las personas".
En la entrevista que concedió al diario mexicano El Universal, a principios de septiembre, el arzobispo Parolin decía: "Como Iglesia, tenemos en nuestras manos la posibilidad de participar en la vida internacional por la vía diplomática". De hecho, el Vaticano dispone de una red de nuncios en todos los países y, en aquellos con los cuales mantiene relaciones diplomáticas –que son la mayoría, 179 Estados-, estos representantes ofician de embajadores.
El hecho de que Francisco haya creado una nueva estructura, un Consejo de 8 cardenales que lo asesora en los temas de la Curia, puede suponerse que la Secretaría de Estado estará más volcada a la diplomacia y los asuntos exteriores. De hecho, la Secretaría tiene dos secciones, una para Asuntos Generales y otra para las Relaciones con los Estados, cuyo responsable suele ser llamado canciller o ministro de Exteriores.
Es posible entonces que esta "segunda sección" cobre mayor importancia en la próxima gestión, ya que, los "asuntos generales" estarían en parte en manos del consejo de cardenales.
La reforma curial fomentará este cambio de rol. La creación de un Moderador de la Curia conseguirá separar funciones, y no confundir el gobierno de un Estado con el gobierno -o el pastoreo- del rebaño de fieles. "No quisiera una diplomacia que haga las primeras planas de los diarios sino que sea más eficaz. No buscamos popularidad", dijo Mons. Parolin, en otra entrevista.
Es evidente que el Papa desea una Iglesia que vaya a las periferias del mundo, que esté más comprometida con los grandes temas internacionales, como lo demuestra su viaje a Lampedusa; la vigilia por la paz en Siria o el seminario sobre el tráfico de personas que organiza la Academia Pontificia de Ciencias Sociales para el próximo mes de noviembre.