Las Jornadas Mundiales de la Juventud han transformado desde que San Juan Pablo II las instaurase en 1985 la vida de millones de jóvenes católicos. Muchos se convirtieron o intimaron con Dios y otros tantos a lo largo de estas décadas han descubierto o confirmado su vocación, ya fuera a la vida sacerdotal, religiosa o familiar, pues son numerosos los matrimonios surgidos de estas jornadas.
Las grandes JMJ que más se recuerdan son las internacionales, donde cientos de miles de jóvenes se reunían en torno al Papa, ya fuera San Juan Pablo II, Benedicto XVI o ahora Francisco. Sin embargo, cada año se celebra a nivel diocesano esta Jornada Mundial de la Juventud, que es lo que ahora la Santa Sede pretende potenciar aún más a través de las orientaciones pastorales emitidas este martes por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
Ante la poca actividad de las diócesis en estas JMJ locales, el dicasterio presidido por el cardenal Farrell quiere que se dé un impulso y para ello ofrece una serie de ideas para organizar y poner en práctica.
“La celebración de estas Jornadas de los jóvenes a nivel local, por tanto, es sumamente útil para mantener viva en la conciencia eclesial la urgencia de caminar con los jóvenes, acogiéndolos y escuchándolos con paciencia, anunciándoles la Palabra de Dios con afecto y energía”, afirma el cardenal en el documento vaticano.
De este modo, las orientaciones pretenden “animar a las Iglesias particulares a que aprovechen cada vez más la celebración diocesana de la JMJ y a que la consideren una ocasión propicia para planificar y llevar a cabo de forma creativa iniciativas que muestren que la Iglesia considera su misión con los jóvenes ‘una prioridad pastoral histórica, en la que invertir tiempo, energías y recursos’”.
Para ello, el dicasterio responsable de los jóvenes ofrece algunos puntos clave e ideas para las JMJ a nivel local:
1. Importar aspectos de las grandes JMJ como la Adoración
Las orientaciones de la Santa Sede consideran que la JMJ a nivel local debe ser también “una fiesta de la fe”. Y por ello, el programa de este evento cuando se celebra a nivel internacional con el Papa puede inspirar a las realidades locales adaptándolo de manera creativa a la realidad concreta de cada lugar. “Hay que prestar especial atención a los momentos de adoración silenciosa de la Eucaristía, como acto de fe por excelencia, y a las liturgias penitenciales, como lugar privilegiado de encuentro con la misericordia de Dios”.
2. Momento de unión y conocimiento de todos los carismas y realidades
La Santa Sede recalca también que las jornadas de jóvenes deben ser también una “experiencia de Iglesia” y por ello afirma que es “importante que la celebración diocesana de la JMJ se convierta en una ocasión en la que los jóvenes puedan experimentar la comunión eclesial y crecer en la conciencia de ser parte integrante de la Iglesia”.
Por ello, insiste en que junto a la presencia de los jóvenes, “los diversos carismas presentes en la circunscripción deben encontrar espacio”. Además, advierte que “no hay que excluir a nadie ni dejar que nadie se autoexcluya. De este modo, será posible reunir y coordinar todas las fuerzas vivas de la Iglesia particular, así como despertar a las que están ‘dormidas’”.
3. Misión, evangelización por las calles, cantos y testimonios
Una de las imágenes más características de las grandes JMJ como la de Madrid, Río de Janeiro, Cracovia, Sidney o Toronto, entre otras, es la de grandes grupos de jóvenes ofreciendo su testimonio en las plazas, mientras cantan y bailan.
De este modo, el Dicasterio para los Laicos afirma que de cara a las jornadas diocesanas “se pueden organizar misiones en las que se invite a los jóvenes a visitar a las personas en sus casas, llevándoles un mensaje de esperanza, una palabra de consuelo o simplemente ofreciéndoles escuchar”.
Pero además, aprovechando la vitalidad y entusiasmo de los jóvenes “pueden ser también protagonistas de momentos de evangelización pública, con cantos, oración y testimonios, en aquellas calles y plazas de la ciudad donde se reúnen sus coetáneos, porque los jóvenes son los mejores evangelizadores de los jóvenes. Su sola presencia y su fe alegre constituyen ya un ‘anuncio vivo’ de la Buena Nueva que atrae a otros jóvenes”.
4. Un semillero de vocaciones… no sólo religiosas
Uno de los frutos de las Jornadas Mundiales de la Juventud ha sido la de las vocaciones surgidas de ellas. En ReL hemos publicado muchos testimonios de sacerdotes y monjas que sintieron la llamada en alguno de estos grandes eventos. Y no hay que olvidar la cantidad de noviazgos cristianos convertidos un tiempo después en matrimonios. Por ello, estas orientaciones exhortan a que estas jornadas locales se conviertan en una “ocasión de discernimiento vocacional” y de dar prioridad a esta dimensión.
Una ayuda muy importante –asegura el texto vaticano-puede ser “la implicación de los seminaristas, de las personas consagradas, de los matrimonios y de las familias, que con su presencia y su testimonio pueden contribuir a suscitar en los jóvenes las preguntas vocacionales adecuadas y deseo de ponerse en marcha en busca del ‘gran proyecto’ que Dios ha previsto para ellos”.
5. La importancia de que los jóvenes literalmente caminen y se cansen
La JMJ aunque sea a nivel diocesano debe ser “una experiencia de peregrinación”. Por ello, se pueden proponer “formas concretas para que los jóvenes tengan experiencias reales de peregrinación, es decir, experiencias que animen a los jóvenes a salir de sus casas y ponerse en camino, durante las cuales aprendan a conocer el sudor y el trabajo del viaje, la fatiga del cuerpo y la alegría del espíritu”.
Además, aparece aquí la gran oportunidad de que los jóvenes descubran los santuarios locales u otros lugares significativos de piedad popular.
6. Una buena forma de conocer a otros jóvenes
Por último, la jornada de los jóvenes debe ser también una “experiencia de fraternidad universal”. Por lo tanto, es una ocasión de encuentro para jóvenes. “Puede ser un momento oportuno para que todos los jóvenes que viven en una zona determinada se reúnan y hablen entre sí”.