El aún Secretario de Estado vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, que será sustituido el próximo octubre, consideró «positivo» el balance de los siete años en este cargo a pesar de «las acusaciones» vertidas contra él por «una red de cuervos y de víboras».

La prensa italiana recoge hoy estas declaraciones que Bertone realizó ayer a la salida de una ceremonia religiosa en Siracusa, en la isla italiana de Sicilia, después de que el sábado el Papa Francisco decidiese sustituirle por el actual nuncio de Venezuela, el italiano Pietro Parolin.

«El balance de estos años yo lo veo positivo. Naturalmente ha habido muchos problemas, especialmente en los últimos dos años. Se han vertido sobre mí acusaciones. Una red de cuervos y víboras. Pero esto no debería oscurecer lo que considero un balance positivo», dijo.

Bertone, de 78 años, había quedado salpicado por el escándalo de las filtraciones de los documentos vaticanos (el llamado Vatileaks), en los que se le acusaba de mala gestión y de abuso de poder.

Su nombre aparecía en cartas como las que envió el nuncio en EE.UU. y ex secretario general del Governatorato de la Ciudad del Vaticano (Gobierno que gestiona este Estado), Carlo María Viganó, en las que se intentaba advertir a Benedicto XVI de la «corrupción, prevaricación y mala gestión» en la administración vaticana.

Benedicto XVI ya había rechazado una primera renuncia por motivos de edad de Bertone en 2009 explicando que no quería «renunciar a la valiosa colaboración» del purpurado, y tras el escándalo también le volvió a demostrar su confianza.

El Secretario de Estado, que dejará su cargo el 15 de octubre, admitió que en estos años «ha tenido defectos», pero aseguró que «ha dado todo» y que no se puede afirmar «que no haya intentado servir a la Iglesia».

Bertone agregó que «el Secretario de Estado es el primer colaborador del Papa y es un ejecutor leal y fiel de los deberes que se le confían» y así lo ha sido y seguirá siendo.

Explicó además que en la Secretaria de Estado se hace un «trabajo en equipo», que está formada por cinco personas y que se consideran «un buen grupo, muy unido».

El Papa Francisco ha elegido como su nueva mano derecha a un hombre con una gran bagaje diplomático, que desde 2009 era nuncio de Venezuela y que conoce perfectamente cómo funciona la Curia romana pues de 2002 a 2009 fue subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado.