"Será un poco difícil para mí no poder animar, ¡menos mal que es un amistoso! Y que sea verdaderamente así, os lo ruego", bromeó ante las estrellas del balompié que, encabezadas por Lionel Messi, le hicieron entrega de una camiseta firmada.
Posteriormente al encuentro, el delantero argentino declaró su satisfacción: "Ha sido una jornada especial. Estoy orgulloso de haber estado aquí para ver al Papa, también porque es argentino. El fútbol me ha llevado por todo el mundo, en los lugares más increíbles, pero la de hoy ha sido de verdad una jornada especial, inolvidable".
Además de los jugadores, la federación argentina de fútbol envió una importante delegación que obsequió al Papa con diversos objetos significativos de distintos equipos (como una camiseta del suyo, el San Lorenzo de Almagro), entre ellos una réplica de la imagen de San Francisco de Asís que luce en el campo de entrenamiento de la selección albiceleste en Eceiza.
En las palabras que dirigió a los presentes, el Papa se dirigió particularmente a los deportistas: "Aunque sois personajes famosos, seguid siempre siendo hombres, en el deporte y en la vida. Hombres, portadores de humanidad. Vivid el deporte como un don de Dios, una oportunidad de hacer fructificar vuestros talentos, pero también como una responsabilidad".
¿Por qué? "Porque un deportistas, aunque sea profesional, cultiva esta dimensión del ´aficionado´ de hacer bien a la sociedad, construye el bien común a partir de los valores de la gratuidad, de la camaradería, de la belleza. Sois muy populares, la gente os sigue mucho, no sólo cuando estáis en el campo sino también fuera,y eso ¡es una responsabilidad social!", explicó el pontífice.
A pesar de la organización nacional e internacional del deporte ("y así debe ser", añadió), el Papa subrayó que "esta dimensión profesional no debe nunca dejar de lado la vocación inicial de un deportista o de un equipo: ser amateur, aficionado. Lo que se expresa en esas tres palabras: belleza, gratuidad, camaradería".