Murió Benedicto XVI y su secretario durante muchos años, el obispo Georg Gänswein, aún Prefecto de la Casa Pontificia, se siente ahora con libertad para hablar y contar muchas cosas, en entrevistas, o en un libro de memorias que va a publicarse a finales de enero en Italia y del que ya circulan extractos.
En 2014, al cumplirse un año del pontificado de Francisco, dijo entrevistado por Reuters que se sentía como "un puente entre dos puentes" (aludiendo al cargo de "pontífices", creador de puentes). "Dicen que tengo dos señores. En cierto sentido esto es cierto y añado que también es posible vivir con dos señores", afirmaba entonces, asegurando que había "plena armonía" y que "ha funcionado muy bien y espero que mis dos jefes estén contentos".
Pero aquella visión optimista fue al principio. Fueron pasando los años, y diversos acontecimientos, y Gänswein se fue sintiendo más orillado, y también viendo que algunas decisiones de Benedicto se obviaban en el nuevo pontificado. Ahora que Benedicto ha fallecido, piensa contar bastantes cosas, y las ha visto de cerca.
Con Benedicto XVI desde 1996
Georg Gänswein nació en Alemania, en un pueblecito de la Selva Negra, el mayor de cinco hermanos, hijo de un herrero y una maestra. De joven fue muy deportista y profesor de esquí. Sacerdote desde 1984, doctor en Derecho Canónico, el cardenal Ratzinger lo reclutó en 1996 para su oficina de Doctrina de la Fe. Luego le designó como su secretario personal en 2003, cargo que mantuvo al subir al Trono de San Pedro. En 2012 Benedicto XVI lo nombró Prefecto de la Casa Pontificia y lo consagró arzobispo hace hoy 10 años, el 6 de enero de 2013.
Cuando Benedicto renunció y fue elegido el Papa Francisco, el nuevo Pontífice le confirmó en su cargo en la Casa Pontificia, por primera vez con dos Papas, uno emérito, y otro reinante. Una situación insólita. Fue surgiendo esa función de "puente" y él mismo hablaba a la prensa al principio de dos figuras "complementarias". Pero con los años se fue complicando.
Los Vatileaks robados no causaron la renuncia
En entrevistas, Gänswein responde a lo que se le pregunta. El diario de izquierda Repubblica adelanta un comentario del clérigo alemán (una declaración para la RAI3) en la que explica que los documentos del llamado "escándalo Vatileaks" se los robaron a él, de su escritorio, no de la mesa del Papa Benedicto, como muchos especularon. También detalla que Benedicto tenía pensado renunciar desde mucho antes del Vatileaks, viendo mermar sus fuerzas. El Vatileaks no influyó en la renuncia.
«Él me dijo una vez: no puedo y no quiero copiar el modelo de Juan Pablo II en la enfermedad, porque yo debo confrontarme con mi vida, con mis elecciones, con mis fuerzas», detalla Gänswein. Para el secretario, esa decisión muestra "no solo mucho valor, sino muchísima humildad".
Gänswein también revela que el concepto novedoso de la figura de "Papa emérito" lo inventó Benedicto. Él pensaba que "volver a ser cardenal hubiera sido poco natural".
Gänswein besa el féretro de Benedicto XVI en su funeral.
Memorias de Gänswein a finales de mes
A finales de enero Gänswein publica unas memorias en la editorial Piemme, dentro del grupo Mondadori, escritas junto al vaticanista Saverio Gaeta. Se titulan 'Nient'altro che la verità. La mia vita al fianco di Benedetto XVI' ('Nada más que la verdad: Mi vida al lado del Papa Benedicto XVI'). Según la editorial, el libro cuenta la verdad del secretario "sobre las flagrantes calumnias y oscuras maniobras que han intentado en vano ensombrecer el magisterio y las acciones del pontífice alemán", "injustamente denigrado".
El diario ABC ha difundido algunos de los temas del libro, que incluye muchos comentarios privados que Benedicto iba haciendo a Gänswein en su retiro, si bien el secretario detalla que "Benedicto no ha hecho jamás interpretaciones o valoraciones sobre la estrategia de Francisco".
Gänswein junto a Benedicto XVI durante su pontificado.
Vivir en Casa Santa Marta no es más humilde que en el Palacio
Gänswein, como Prefecto de la Casa Pontificia, tiene mucho que decir sobre si hay ahorro o no hay ahorro en la decisión de Francisco de vivir en Casa Santa Marta (una especie de hostal donde se hospedan muchos clérigos de paso por Roma) en vez de quedarse en el Palacio Apostólico.
"A Benedicto le sorprendió (esta decisión), pero su sabia conclusión fue que, si el Papa no quería, no se le podía obligar».
Gänswein no acepta que se hable de "lujo" por vivir en el Palacio, porque en la práctica "los espacios personales de los últimos pontífices en el Palacio Apostólico (el despacho, el salón, el dormitorio y el baño) son equivalentes a los que tiene Francisco en Santa Marta". Y además, "para evitar el deterioro del Apartamento papal, éste debe seguir siendo atendido. Por eso, la decisión no es una cuestión de ahorro".
(Francisco ha declarado muchas veces que él necesita estar continuamente rodeado de gente y tratar con las personas, y que pensaba que eso era más fácil residiendo en santa Marta).
A finales de 2013, Francisco, en su primer año de pontificado, publicó su encíclica "Evangelii Gaudium", larga, de 288 párrafos (y 5 menciones a Benedicto XVI). "A la sensibilidad teológica de Benedicto le sonaron extrañas algunas expresiones de Francisco en Evangelii Gaudium", revela Gänswein. Pero el anciano Pontífice emérito dijo a su secretario: «Francisco toma las decisiones que considera mejores para la Iglesia. Se puede estar de acuerdo o no, pero esto se le debe conceder, como se me concedió a mí».
Ese mismo primer año de pontificado, en septiembre, Francisco concedió su primera entrevista larga: fue con el jesuita Antonio Spadaro. Francisco envió una copia a Benedicto pidiéndole su opinión. Benedicto respondió: "La he leído con alegría y consenso completo". "Me solicita observaciones críticas, pero estoy de acuerdo con todo, aunque en dos puntos querría añadir un aspecto complementario", matizó luego Benedicto.
Por un lado, quería reforzar la figura de Juan Pablo II: "habiendo vivido 23 años cerca de Juan Pablo II, soy testigo del modo apasionado de su lucha por la vida, que consideraba el núcleo de su misión junto a la lucha por los derechos humanos".
Por otro, Benedicto alertada de "la propaganda" sobre ideología de género, que propone que "el individuo se hace a sí mismo hombre o mujer". "Esta propaganda no es para bien de las personas homosexuales", escribió Benedicto a Francisco. "Muchas personas homosexuales no están de acuerdo con estas manipulaciones y sienten que el problema de su vida se convierte en pretexto para una guerra ideológica".
También le comentó, con ironía, que también él pensaba que los "problemas de ortodoxia" (disciplinar a clérigos y teólogos) "se tratan mejor en el lugar en el que se producen" (es decir, dejárselo a los obispos y conferencias de cada país), "pero mi experiencia es que los obispos y las conferencias prefieren pasar esta 'patata caliente' al Vaticano".
Pese a ese consejo, desde 2013 Francisco ha tratado de descentralizar muchos temas de disciplina eclesial y sacramental y ponerlas en manos de las conferencias episcopales.
Un punto álgido se alcanzó en 2020 con el libro del cardenal Robert Sarah publicado como si fuera co-autoría de Benedicto, si bien se limitaba a usar algunas frases y comentarios del Papa emérito. Benedicto escribió a Francisco una carta detallando los hechos: «Santo Padre, espero haber aclarado lo ocurrido y ya solo puedo expresarle mi tristeza por el abuso de mi artículo en el debate público. He decidido que no publicaré ya nada más».
Cuando Francisco empezó a orillar a Gänswein
Gänswein dedica en esas Memorias espacio a contar de sus roces con Francisco, que fueron llegando con los meses. "Después de algunos meses de pontificado vi que no conseguíamos crear el oportuno clima de confianza necesario para el trabajo de prefecto de la Casa pontificia", admite el alemán.
A veces, Francisco no hacía sus encargos a Gänswein, sino a su número dos. Otras veces, de forma súbita y ante un séquito, decidía que él no le acompañara, lo que resulta humillante o desagradable.
Tras la polémica por el libro de Sarah de 2020, sin más explicaciones, Francisco, aun manteniéndole en el cargo nominalmente, le pidió que se centrara sólo en acompañar a Benedicto. Benedicto se enteró, y escribió a Francisco para solicitarle «humildemente» que justificara su decisión a Gänswein.
La restricción de la misa tridentina
Georg Gänswein, en una entrevista grabada en Alemania poco antes de morir Benedicto, con Guido Horst, editor jefe del diario católico alemán Die Tagespost y revelada el pasado martes, comentó también que Benedicto XVI "leyó con dolor y tristeza de corazón" el motu proprio 'Traditionis custodes' con el que Francisco restringía mucho los amplios permisos que 14 años antes el Papa alemán había concedido a la misa tridentina (misal de Pio V, actualizado por San Juan XXIII).
Gänswein detalla que Benedicto quería que "aquellos que habían encontrado un hogar en la antigua Misa encontraran paz interior, paz litúrgica" y de esta forma "alejarlos de Lefebvre". Gänswein cita un argumento que Ratzinger usó como cardenal y luego como Papa: "Si se piensa en cuántos siglos la antigua Misa ha sido fuente de vida y alimento espiritual para muchas personas, incluidos muchos santos, es imposible imaginar que ya no tenga nada que ofrecer".
Gänswein añade que también muchos jóvenes hoy, "aunque conocen la nueva Misa, todavía encuentran un hogar espiritual, un tesoro espiritual incluso en la Misa antigua. Quitarle este tesoro a la gente… Bueno, no puedo decir que me sienta cómodo con eso", declara en esa entrevista en alemán.
Cuando el libro de memorias salga a la luz por completo, muchos acudirán a él para entender lo que ha sucedido durante diez años en los pasillos y jardines que van de Mater Ecclesiae a Casa Santa Marta.
Entrevista de media hora de ETWN con Georg Gänswein, con muchos datos interesantes (los resumimos aquí), aunque no de las más reveladoras que ha concedido estos días.