«No quise ir al Palacio Apostólico a vivir, voy sólo a trabajar y a las audiencias. Me quedé a vivir en la Casa Santa Marta» y así, «estoy a la vista de la gente y hago la vida normal... Esto me hace bien y evita que quede aislado».
Con estas palabras explicaba hace unos días el Papa al sacerdote Enrique Quique Rodríguez su decisión de permanecer en la residencia de Santa Marta. La breve misiva ha sido difundida por el diario argentino Clarín.
La carta es respuesta a otra anterior que le había enviado el 1 de mayo el sacerdote. El padre Quique, que acompañó la pastoral del obispo asesinado Enrique Angelelli, comentó a radio La Red La Rioja que el domingo llegó a la casa de retiros Tinkunaco de esta capital, y encontró un sobre a su nombre, pero sin remitente.
«Eso me llamó la atención y la abrí de inmediato, dándome la grata sorpresa de que era la respuesta del Papa, a quien conocimos hace mucho. Yo le había escrito para comentarle sobre las fiestas patronales del barrio», contó.
Como eso ocurrió justo antes del inicio de la misa, el cura decidió leer la misiva papal al final la celebración, lo que «alegró mucho a la comunidad, tanto que los feligreses aplaudieron cuando terminé de leerla».
La carta dice textualmente:
»Procuro tener el mismo modo de ser y de actuar que tenía en Bs As, porque, si a mi edad cambio, seguro que hago el ridículo. No quise ir al Palacio Apostólico a vivir, voy sólo a trabajar y a las audiencias. Me quedé a vivir en la Casa Santa Marta, que es una casa (donde nos alojábamos durante el Cónclave) de huéspedes para obispos, curas y laicos.
»Estoy a la vista de la gente y hago la vida normal: misa pública a la mañana, como en el comedor con todos, etc. Esto me hace bien y evita que quede aislado.
»Quique, saludos a tus feligreses. Te pido, por favor, que reces y hagas rezar por mí. Saludos a Carlos y Miguel. Que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te cuide. Fraternalmente, Francisco. Vaticano, 15 de mayo 2013.