El jueves por la mañana, el Santo Padre recibió en el Palacio Apostólico del Vaticano al Presidente de la República de El Salvador, Carlos Mauricio Funes Cartagena.
Más tarde, el mandatario centroamericano se reunió con el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, acompañado por el arzobispo Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados.
“Durante las conversaciones cordiales, señala una nota de la Oficina de prensa de la Santa Sede, ambas partes expresaron su satisfacción por las buenas relaciones existentes entre la Santa Sede y el Estado de El Salvador. En particular, el diálogo se centró en la figura del Siervo de Dios Mons. Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, que fuera arzobispo de San Salvador, y sobre la importancia de su testimonio para toda la nación”.
El presidente de El Salvador regaló al Pontífice un relicario con reliquias del obispo asesinado.
También “ha sido muy apreciada la contribución que la Iglesia ofrece para la reconciliación y la consolidación de la paz, así como su servicio en las áreas de la caridad, la educación, la erradicación de la pobreza y el crimen
Óscar Romero fue nombrado arzobispo de El Salvador en 1977. Sus reiteradas denuncias de la violencia militar y revolucionaria, que llegaba hasta el asesinato de sacerdotes, le dieron un importante prestigio internacional. El 23 de marzo de 1980, Domingo de Ramos, después de pronunciar una homilía en la que pedía a los soldados no matar, fue asesinado a tiros en el altar de su catedral.