"Bueno, ya está en todos los periódicos y algunas páginas de internet: El Papa hizo un exorcismo. Pero quiero aclarar que la persona no es un niño sino una persona adulta. Y, segundo, que lo que hizo fue oración sobre una persona poseída", escribe el padre Juan Rivas, sacerdote mexicano de la Legión de Cristo, que presentó al Papa a Ángel, el joven en silla de ruedas por el que el Pontífice oró después de la Misa de Pentecostés el domingo en la Plaza de San Pedro, llamando la atención de la prensa.
El sacerdote afirma desde su cuenta en Facebook (www.facebook.com/padrejuanrivas) : "Como nadie escuchó las palabras que dijo -ni yo, que lo tenía enfrente- se puede afirmar que hizo oración de liberación pero no más".
Se refiere así a que es inadecuado referirse a esa oración como un exorcismo, ya que no se trataba del ritual oficial y completo de la Iglesia que incluye mandatos y órdenes de expulsión al demonio. Eso sí, el sacerdote confirma que se trataba del caso de "una persona poseída".
Además, el padre Rivas anuncia que "hoy el P. Amorth nos hará un discernimiento. Recen la coronilla en cuanto lean esto".
Está hablando del padre Gabriel Amorth, anciano exorcista oficial de la diócesis de Roma. La coronilla es una oración recomendada por Santa Faustina Kowalska, divulgadora de la devoción a la Divina Misericordia, que se suele rezar a las 3 de la tarde, hora de la muerte de Jesucristo, y repite las palabras: "Por tu dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero".
El padre Rivas también comenta en Facebook acerca de la llamativa oración de liberación que guarda una relación con las leyes que recientemente permiten el aborto en México DF:
"Saludos desde Roma. Para estos momentos todo sabrán la noticia del "exorcismo que hizo el Papa Francisco". Esta oración de liberación que hizo el Papa está relacionada con lo que ya les había dicho antes. El aborto en México ha destapado el pozo del abismo que María de Guadalupe había serrado. Pero al aprobarse la ley del aborto en México hemos vuelto a los tiempos paganos de los Aztecas y sus sacrificios humanos a los demonios. Para que la violencia se acabe en México primero que nada hay que confesar publicamente nuestro pecado y los obispos, todos juntos y todos a una voz, tienen que condenar el crimen del aborto, reparar con todo el clero y con todos los fieles en un acto religioso la grave ofensa hecha a María de Guadalupe y trabajar sin descanso para que se revierta la ley a favor de la violencia contra los seres más débiles e indefensos. En junio 9 voy a dar una conferencia (SKYPE) sobre este tema en el evento que esta organizando en Los Angeles el Centro Juan Pablo II".