El primer sorprendido por la elección del cardenal Bergoglio como Papa fue el propio cardenal Bergoglio. El obispo auxiliar de Buenos Aires, ha vivido junto al Papa durante los últimos diez años y cuenta como ahora el cónclave alteró sus planes.
Monseñor Eduardo García, obispo Auxiliar de Buenos Aires (Argentina) señala que “sus planes de futuro eran, una vez aceptada la renuncia y nombrado su sucesor ir a vivir al hogar sacerdotal que es un hogar que tenemos en Buenos Aires para los sacerdotes mayores o enfermos. Ya tenía su habitación destinada, ya la había elegido. Y después llevar una vida de oración, de consulta de muchos, de dirección espiritual, de ir a las parroquias a celebrar Misa, una vida normal sin gobierno”.
Tras muchos años trabajando juntos día a día asegura que el estilo del Papa es natural, y responde a su necesidad de estar en contacto con la gente.
“Nadie llama a alguien en su nombre -dice Monseñor Eduardo García-, cuando él tiene que conceder una entrevista; tienen que dar una respuesta; tiene que decir algo; nadie lo va a decir por él. ´Me has pedido una entrevista, no te puedo atender´. Él te llama directamente para decirte puedes venir mañana a tal hora. En esto es totalmente autónomo y una autonomía que es por el deseo del trato personal”.
Durante sus años al frente de la Iglesia de Buenos Aires sus enseñanzas y sus escritos han seguido unas pautas muy claras.
“Hay tres palabras que lo pueden definir: el tema de la unidad, el tema de la verdad y el tema de la misericordia: son palabras que lo definen a él”.
El obispo auxiliar de Buenos Aires asegura que la espontaneidad del Papa Francisco, en el fondo es muy natural y responde a su profunda fe, aunque hay quien lo perciba como rareza.
“Estas son sus rarezas, que parecen como rarezas pero es que nosotros hemos ido deformando la vida y lo que tiene que ser normal nos resulta raro. Es estar al lado de aquel que nos necesita, o salirnos de esquemas preestablecidos para atender con una palabra al otro, nos parece raro, pero no”, subraya Monseñor Eduardo García.
En Buenos Aires están muy contentos de tener un Papa de su tierra pero a la vez sienten la “tristeza” de haber perdido a un obispo tan cercano.