El Papa Francisco se ha reunido con su compatriota y premio Nobel de la Paz de 1980, Adolfo Pérez Esquivel. Es la tercera sesión de audiencias del Papa Francisco, pero es la primera audiencia con una persona que no es un líder político o religioso.

Fue una reunión muy emotiva, poco formal, con el estilo de una reunión entre dos viejos conocidos.

Hablaron de los mártires de América, de la elección del nombre de Francisco, del ecumenismo, de la protección del medio ambiente y del encuentro que mantuvo el Papa Francisco con la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner.


“El Papa me indicó que está convencido de que es necesario avanzar en la verdad, justicia y reparación del daño hecho por las dictaduras”, declaró luego Esquivel a los medios.

Calificó el encuentro como “muy bueno” y reiteró que en la época de la dictadura, "Bergoglio no tuvo nexos con la dictadura”.

Precisó que “si bien se limitó a protestar, no es justo acusarlo de complicidad”, pues “aunque no fue de los obispos que estuvieron más en la avanzada por la defensa de los derechos humanos, prestigió más una diplomacia silenciosa, pidió la liberación de los presos".



“Porque ser cómplice significa haber colaborado, como lo hicieron algunos obispos”, dijo. Además, indicó, “Bergoglio en ese tiempo no era obispo sino solamente superior provincial de los jesuitas en Argentina”. Y añadió: “Me consta que él intentó protestar por la violación de los derechos humanos”. Recordó también que "los hechos deben ser colocados en el período tremendo y en el clima de esa época de dictadura militar”.


Según este activista de derechos humanos, los datos del detractor del cardenal Bergoglio, Horacio Verbitsky -que era jefe del espionaje del grupo terrorista Los Montoneros en la década de los 70 y hoy es director del diario Página12- "contienen errores".

Esquivel explicó también que en el encuentro “hablamos de los mártires de la Iglesia en América Latina, como los obispos Óscar Arnulfo Romero y Enrique Angelelli, de El Salvador y Argentina, respectivamente”·

Añadió que el Papa le expresó su preocupación y la necesidad “de reducir los índices de pobreza en el mundo, trabajando junto a los pobres”.

La audiencia que duró unos treinta minutos, una duración excepcional para lo acostumbrado en las audiencias pontificias -las del miércoles duraron entre 15 y 20 minutos- se realizó en la biblioteca personal del pontífice, en el Palacio Apostólico.

Se despidieron con un cálido abrazo y el Papa Francisco le pidió que rezara por él.


El argentino Adolfo Pérez Esquivel, ganador del premio Nobel de la Paz en 1980 por su trabajo en defensa de los Derechos Humanos en América Latina, ha negado en los últimos días varias veces que el cardenal Jorge Bergoglio tuviese vínculos con el régimen militar que gobernó a Argentina entre 1976 y 1983, como han señalado algunos críticos del nuevo pontífice.

En declaraciones a BBC Mundo, Pérez Esquivel dijo que "hubo obispos que fueron cómplices de la dictadura, pero Bergoglio no. A Bergoglio se le cuestiona porque se dice que no hizo lo necesario para sacar de la prisión a dos sacerdotes, siendo él el superior de la congregación de los Jesuitas. Pero yo sé personalmente que muchos obispos pedían a la junta militar la liberación de prisioneros y sacerdotes y no se les concedía", añadió Pérez Esquivel, que es un hombre posicionado en la izquierda política y social.

"No hay ningún vínculo que lo relacione con la dictadura", aseguró este premiado activista, que en los años 70 participó en iniciativas de denuncia contra las dictaduras sudamericanas en varios países.

En un mensaje de Twitter que ha difundido asegura: "Esperamos que el primer papa latinoamericano, Francisco I, trabaje por la paz más allá de la voluntad de las potencias."


En 1975, Adolfo Pérez Esquivel fue detenido y encarcelado por la policía militar de Brasil, en el aeropuerto de San Pablo, junto a la doctora Hildegard Goss-Mayr, del Movimiento Internacional de la Reconciliación.

También fue encarcelado en 1976 en Ecuador, junto con obispos latinoamericanos y estadounidenses.

En agosto de 1977, fue detenido en Buenos Aires, por la Policía Federal Argentina. Encarcelado y torturado, sin proceso judicial, pasó en prisión 14 meses y en libertad vigilada otros 14 meses. Durante su prisión recibió el Memorial de la Paz Juan XXIII, otorgado por Pax Christi International, entre otros reconocimientos internacionales.

Desde 2004 forma parte del Jurado Internacional del Premio de Derechos Humanos de Núremberg, que cada dos años otorga un premio a organizaciones o personas que se destacan en la promoción y defensa de los derechos humanos en el mundo, aun con el riesgo de su propia vida.