Durante los más de cuatro siglos de presencia global de los Jesuitas, la orden religiosa ha sido objeto de historias y especulaciones que tienen en común el mismo tema de fondo: la primera directiva de la Compañía de Jesús es preservar el poder, la salud y el prestigio de la Compañía de Jesús.
Un viaje a los rincones conspirativos de Internet probablemente arrojará algunas previsiones nefastas sobre la elección del primer papa jesuita de la Iglesia .
Los Jesuitas están encabezados por un general. En ocasiones formales, viste una túnica negra similar a la túnica del Papa. El resto del tiempo, normalmente utiliza una camisa con clerygman y pantalones. (Exactamente, como cualquier otro cura que usted conozca).
Esta pepita de antisemitismo deriva del hecho de que varios de los primeros miembros de la Compañía de Jesús en España descienden de familias de judíos obligadas a convertirse al catolicismo durante el reinado de Fernando e Isabel. ¿Pero los jesuitas modernos? Definitivamente no son son judíos.
La frase que los primeros Jesuitas utilizaron una y otra vez para describir su trabajo fue «el cuidado de las almas». Dado que todos tenemos un alma, cualquiera podría estar potencialmente bajo su cuidado. Los Jesuitas trabajaron en hospicios y enseñaron en religión. También advirtieron a los reyes y participaron en complejos debates teológicos.
Después de 473 años de cuidado de las almas, los Jesuitas han madurado y crecido en cada uno de los problemas por los que han tenido que pasar. ¿Podría su trabajo ser etiquetado en una parte de nuestra moderna dicotomía de liberal/conservador? En absoluto, porque como un profesor de una facultad Jesuita me dijo una vez, «Si has conocido a un jesuita... has conocido a un jesuita».
Véase el punto anterior.
Los Jesuitas estuvieron implicados en el complot para volar por los aires a Jacobo I de Inglaterra, así como en los asesinatos de Enrique III y Enrique IV de Francia.
Más escalofriante que las espadas y las explosiones fueron los exóticos venenos que los Jesuitas introducían supuestamente en los bombones de chocolate que importaban de sus misiones en América.
Para obtener pruebas de sus deliciosas formas de asesinar, los críticos no necesitarían mirar más que al hecho de que en el siglo XVII los Jesuitas franceses llegaron a la conclusión de que beber chocolate no significaba romper el ayuno.
Si todavía necesita saber más curiosidades históricas relativas a la elección del primer Papa jesuita, tenga en cuenta ésta: durante el Cónclave, los cardenales se alojaron en la casa para invitados dentro de El Vaticano llamada Santa Marta.
En el siglo XVI, los Jesuitas inauguraron su propia Casa Santa Marta en Roma. Ésta, sin embargo, era decididamente útil para otra clientela: prostitutas arrepentidas. La orden religiosa llegó a provocar la ira de un oficial de la curia en el siglo XVI cuando su amante le dejó para ir a vivir a la Casa Santa Marta.
En definitiva, el cuidado de las almas y «sacudir» el status quo curial no son nada nuevo para los jesuitas, y el Papa Francisco encontrará en la historia muchísima inspiración para saber cómo llevar a cabo estas tareas.