Calma y resignación entre los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro al ver salir el humo negrísimo por la chimenea de la Capilla Sixtina a las once y media, media hora antes de lo previsto.
Ayer martes la oficina de prensa reveló cómo se consigue un color negro tan rotundo, usando fórmulas pirotécnicas bastante estándar: perclorato de potasio y antraceno (un componente del alquitrán de carbón), con sulfuro como combustible. Para el humo blanco se usará clorato de potasio con azúcar de leche y resina de pino, según una declaración vaticana.
Por el momento, la multitud reunida en la Plaza, en oración y expectación, tendrá que seguir esperando. Debido a la lluvia, bajo los paraguas, ni siquiera hay posibilidad de aplaudir como forma de participar en el proceso histórico.
El humo negro significa que se han producido dos votaciones más en esta mañana, es decir, tres ya, contando la del martes, y que siguen sin alcanzarse los 77 votos necesarios para lograr esos dos tercios establecidos para lograr un Papa.
Durante la comida y el descanso los cardenales pueden intercambiar opiniones informales para reorientar sus votos y reflexionar sobre las posibilidades.
Este miércoles, los purpurados han desayunado entre las 6.30 y 7.30 horas. A las 7.45, se trasladaron al palacio apostólico y, a las 8.15 horas, concelebraron la Misa en la Capilla Paulina. A las 9.30 horas, en la Capilla Sixtina, han rezado media hora y llevado a cabo las votaciones de la mañana en torno a las 10.00 horas.
A las 12.30 horas, regresarán a Santa Marta. Por la tarde, a las 16.00 horas, se trasladarán nuevamente a la Capilla Sixtina y, a las 17.50 horas, concluirán las votaciones de la tarde. A las 19.15 horas, rezarán las vísperas.
Si ningún cardenal consigue los dos tercios en las votaciones durante tres días consecutivos, el proceso de elección se suspenderá por un día para realizar una pausa de oración y de libre coloquio entre los cardenales electores.
Si tras cuatro series de escrutinios no se obtuviera resultado positivo, entonces, podrá procederse a la votación entre los dos cardenales más votados en el último escrutinio, pero no por mayoría sino que de nuevo se deberán alcanzar "al menos" dos tercios.
Finalmente, cuando sea elegido el nuevo Papa, el cardenal decano le pedirá su consentimiento y le preguntará cómo quiere ser llamado y el Maestro de Celebraciones Litúrgicas Pontificias levantará acta. Los fieles presentes en la Plaza de San Pedro podrán ver la fumata blanca.
Posteriormente, el nuevo Papa va a la ´habitación de las lágrimas´ para vestirse y vuelve a la Capilla Sixtina para una pequeña ceremonia con una oración y un pasaje del Evangelio. En ese momento, todos los cardenales demuestran su obediencia al nuevo Pontífice y después cantan el Te Deum. Por primera vez, el nuevo Pontífice irá a la Capilla Paulina a rezar unos minutos. Poco después, el cardenal protodiácono, Jean Luis Taurán, pronunciará --si no es él el elegido-- el ´Habemus Papam´. Posteriormente, el nuevo Pontífice imparte la Bendición Urbi et Orbi como en Pascua y Navidad.