El cardenal George Pell, de 71 años, Arzobispo de Sídney, participó en 2005 en el Cónclave que eligió a Joseph Ratzinger. Ahora se encuentra en Roma y votará nuevamente para elegir a su suscesor.
- ¿Usted cree que la edad es un factor importante para la próxima elección?
- Sí, siempre es un factor importante. Creo que no elegiremos a alguien que tiene 77 o 78 años. Pero tampoco elegiremos a alguien demasiado joven, porque creo que sería algo positivo si cambiamos de papado cada 10, 15 o 20 años.
- Entonces, ¿no será un papado largo el que surja de este Cónclave?
- Todo mundo dijo eso sobre León XIII, y su papado continuó por mucho tiempo. Así que sería absurdo tratar de anticipar los eventos.
- Usted participó en el Cónclave de 2005 y tiene mucha experiencia sobre las cuestiones de la Iglesia; ¿cuáles son las características que debería tener el próximo Papa?
- Permítame comenzar diciendo lo que no buscamos en un Papa. Yo no buscaría a un candidato de una región particular. Creo que el origen del próximo Papa es bastante secundario ante sus capacidades personales para dirigir a la Iglesia. Algunos factores son rudimentarios: un hombre de fe y oración, con una carrera excepcional, que sepa varias lenguas. No creo que tendremos un maestro de la talla de Benedicto XVI o de Juan Pablo II. Deberíamos, pero sería una sorpresa muy agradable. Creo que necesitamos a alguien que sea un estratega, que tome decisiones, un organizador, alguien que haya demostrado tener capacidades pastorales fuertes y que pueda tomar las riendas de la situación para sacar adelante a toda la Iglesia.
Cuando se compara la falta de fe con el bajo índice demográfico en Europa, con la violencia en contra de los cristianos del Medio Oriente, con la necesidad de tratar de mejorar las cosas en China, los problemas de la Curia romana no forman parte de ese conjunto. Pero la Iglesia necesita que el nuevo Papa logre elevar la moral en la Curia, replantear su sentido de bienestar.
- Entonces, la habilidad para gobernar es importante…
- Es muy importante esta habilidad para gobernar. Podría parecer que algunos problemas de fondo han surgido a través de los “vatileaks” y cosas por el estilo, por lo que creo que estos problemas deben ser encauzados verdaderamente, y deben seguir un cauce específico, podríamos decir simbólico, para que el mundo se dé cuenta de que el nuevo Papa está consciente de las oportunidades que tenemos, pero también de los enormes desafíos, y que está dispuesto a hacer algo al respecto.
- Algunos cardenales me dijeron que tanto los tradicionalistas como los progresistas esperan que haya una reforma en la Curia. ¿Es un argumento importante?
- Creo que el personal de la Curia, el liderazgo de la Curia, es muy importante. La reforma de la Curia es una de las tantas cuestiones en juego y dependerá de la voluntad y de las capacidades del nuevo Papa. Creo que una consulta más amplia sería un factor que habría que considerar.
- ¿Qué piensa sobre las dos teorías que circulan? Una indicaría que todo lo que ha sucedido es por culpa de los italianos, por lo que los cardenales deberían elegir a un no italiano; la otra indicaría que lo que se necesita es justamente un italiano, que conozca bien los mecanismos internos para remediar la situación...
- De nuevo, creo que es una cuestión secundaria. Es como buscar a alguien de Sudamérica o a alguien de Europa o de África. Lo único que diría es que el Papa es el primero Obispo de Roma, y no creo que sea un bien para la Iglesia de Italia pasar muchos años sin un Papa italiano. También creo que hay “buenos” candidatos italianos y que están muy bien posicionados incluso antes de que comience el Cónclave.
- ¿Cree que hay “buenos” candidatos italianos en este momento?
- Sí, hay algunos cuantos. Pero no excluiría que fuera elegido alguien de fuera; y me sorprendería mucho si en los próximos 50 o 100 años no tuviéramos un buen número de Papas sudamericanos.
- ¿Qué importancia tiene la experiencia pastoral de los candidatos?
- Creo que es muy importante.
- ¿Será un Cónclave largo?
- No, creo que no.