El Papa Francisco realiza el 30 y 31 de mayo un viaje a Marruecos. Allí visitará el Centro Rural Servicios Sociales de Témara, una ciudad a pocos kilómetros de Rabat, y que está regido por la Congregación de las Hijas de la Caridad.
Sor Gloria Carrilero es la responsable del centro y junto con sor María Luisa y sor Magdalena sacan adelante un dispensario para personas quemadas, un programa de control de peso para niños de escasos recursos, clases de apoyo escolar y un comedor, así como un centro de promoción de la mujer.
Foto: Blanca Ruiz (ACI Prensa)
En declaraciones a ACI Prensa, sor Gloria explicó que aún recuerda el día en el que el Arzobispo de Rabat, Cristóbal López, les dio la noticia de que el Papa iría a verlas.
“Fue una auténtica sorpresa, pensábamos que estábamos soñando, era algo que nunca hubiéramos podido imaginar… ¡Que Su Santidad viniera a nuestra humilde casa, a ver nuestra obra y a nosotras, pobres hijas de la caridad! Hasta ahora que hemos visto los preparativos no nos lo hemos creído”, asegura.
Por su parte, sor María Luisa explica claramente su sorpresa: “Yo nunca pensé ir a Roma a ver al Papa, menos aún podía pensar que el Papa viniera aquí”.
Sor Magdalena asegura que el Centro Rural Servicios Sociales de Témara está no sólo personal, sino también geográficamente “en las periferias, donde dice el Papa que hay que estar para servir a los pobres. Nosotras estamos aquí muy felices y más felices aún de recibirlo a él. Creo que será un gran bien para nosotras y un testimonio de fraternidad para el pueblo marroquí”.
En eso coincide con sor Gloria, quien asegura que espera que la próxima visita del Papa sea “un momento para vivir la fraternidad de la que el Papa habla, un momento de misericordia con quienes nos rodean. Será una gran gracia para todos”.
Foto: Blanca Ruiz (ACI Prensa)
Todas las personas que atienden en el centro, así como las contratadas, son musulmanas, ya que este centro es la única presencia cristiana en la zona. Sin embargo sor Gloria precisa que la relación entre ellas es “de maravilla. Diría que somos como una gran familia. Ellos nos respetan a nosotras y nosotras les respetamos a ellos, y sabemos que cualquier cosa que se les pide están siempre dispuestos a ayudar a las hermanas. Ellos son más que una familia para nosotras”.
Además destaca que su principal afán como hijas de la caridad es “el servicio al pobre y la entrega personal a Dios”, por eso su presencia en Marruecos es tan sólo para “ayudar a quien lo necesita”.
En el Centro Rural Servicios Sociales de Témara unas 35 mujeres participan en sus proyectos de promoción de la mujer. “La mayoría son madres de los niños que vienen aquí. Aprenden a coser los martes y jueves, mientras que los lunes y miércoles tienen alfabetización para que puedan aprender a leer”, asegura.
Los niños de la zona reciben clases de refuerzo de francés, árabe y matemáticas desde el primer curso de la primaria hasta el bachillerato. “Hay dos grupos, unos 40 vienen por la mañana, porque tienen clase en el turno de tarde y desayunan y comen aquí. Y por la tarde hay otros 40 que, como van a la escuela por la mañana, tienen las clases de apoyo por la tarde y se les da una merienda”.
En la parte médica de esta obra está el dispensario de quemados, que recibe gente de toda la zona y está principalmente destinado a curas de quemaduras de media y leve intensidad. “Todo es gratuito, desde la primera cura a la última. Se reciben a unas 18 ó 20 personas por día”, subraya.
También está el programa de control de peso para unos 30 ó 40 niños, porque según explica, “hay muchos gemelos y trillizos. Y sus familias viven en chabolas con pocas condiciones higiénicas, por eso no siempre tienen lo necesario para alimentarles. Vienen desde el primer mes de nacimiento y si la madre lo necesita, se les ayuda con leche materna. Se les controlan el peso hasta que llegan al año”.
Además las tres religiosas realizan visitas a domicilio “especialmente cuando vienen niños con bajo peso, para ver cómo están y en qué condiciones viven sus familias y así poder ayudarles mejor”.
Aunque parezca imposible, las tres religiosas, ayudadas por tan sólo cinco mujeres contratadas sacan adelante todo el trabajo de esta obra social.
Sor Gloria explica su “secreto” para conseguirlo: “Nuestra jornada empieza desde primera hora de la mañana con la oración, pidiéndole fuerzas a Dios para que nos ayude y nos acompañe en el día. Buscamos que nuestra mirada hacia el otro sea la mirada que les daría Dios y verlos bajo esta perspectiva” y con humor añade: “No nos cansamos, lo hacemos con alegría”.