Tras concluir su trigesimoquinto viaje apostólico, que le ha llevado a Chipre y Grecia, Francisco llegó al aeropuerto Ciampino de Roma este lunes por la mañana. Antes de volver al Vaticano, hizo un alto en la basílica Santa María la Mayor para dar las gracias a la Santísima Virgen ante el icono de la Salus Populi Romani.
Como es habitual, durante el vuelo de regreso el Papa departió con los periodistas que han cubierto el viaje y respondió a diversas preguntas sobre aspectos de la actualidad más inmediata.
Pedir perdón
Francisco explicó que pidió perdón a los ortodoxos "por el escándalo de la división... en lo que nosotros tenemos culpa, el espíritu de autosuficiencia". Y añadió: "He querido pedir perdón al menos por las divisiones que hemos provocado los católicos. Por las otras, que lo pidan los responsables".
Asimismo, explicó el contexto histórico al que se refirió en su discurso a la jerarquía griega y en sus conversaciones con el patriarca ortodoxo Jerónimo II, que no era solo el de la separación teológica sino también, más recientemente, el de la independencia de Grecia y la actitud al respecto de los católicos europeos.
El Papa hizo una reflexión más general sobre el perdón: "Nos callamos la boca cuando escuchamos que debemos pedir perdón... Es más difícil pedir perdón al hermano que a Dios, porque sabemos que Dios nos va a decir ‘anda, estás perdonado’, pero con los hermanos está la vergüenza y la humillación. El mundo de hoy requiere la actitud de la humillación de pedir perdón".
Sinodalidad
A la pregunta de un periodista griego sobre la sinodalidad, Francisco dijo: "Sí, somos una grey, es cierto. Hacer esta división de clero y laicos es una división funcional, de política, pero es una unidad, una sola grey. Y la dinámica entre las diferencias es la sinodalidad, es decir, escucharnos el uno al otro y caminar juntos, synodos, hacer camino juntos, esto sobre la sinodalidad". Estas palabras según las cuales la división entre clero y laicos es "funcional" figuran así en la transcripción de la rueda de prensa ofrecida por Vatican News.
Francisco dijo que "la Iglesia latina se había olvidado del sínodo", que fue Pablo VI quien "restauró el camino sinodal" y que "estamos haciendo un camino para tener la costumbre de la sinodalidad, de caminar juntos".
La Comisión Europea y el "¡Feliz Navidad!"
Como es sabido, la semana pasada se difundió que la comisaria europea de Igualdad y Feminismo, la maltesa Helena Dalli, había planteado una directriz a los países de la Unión Europea pidiendo que sus funcionarios no felicitasen la Navidad porque podría ser poco inclusivo u ofensivo, y en su lugar felicitasen "las fiestas" o "las vacaciones".
Posteriormente la Comisión Europea dio marcha atrás en esta directriz ante la amplitud e intensidad de las reacciones contrarias, incluida una campaña dirigida a la responsable última, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien intentó desmarcarse de la iniciativa.
Preguntado al respecto de esta polémica, Francisco dijo que dicho documento era "un anacronismo de la historia": "¡Tantas dictaduras han buscado hacerlo: piensa en Napoleón, piensa en la dictadura nazi y la comunista. Es una moda de la laicidad diluida, agua destilada".
El Papa aprovechó para hacer una sugerencia a la Unión Europea: "Creo que debe tomar en sus manos los ideales de los padres fundadores [los católicos Robert Schuman, Konrad Adenauer, Alcide de Gasperi..., n.n.] que eran ideales de unidad, de grandeza. Estar atenta a no dar paso a las colonizaciones ideológicas. Esto podría llegar a dividir los países y afectar a la Unión Europea. La Unión Europea debe respetar a cada país, como está estructurado dentro, y no querer uniformar". Luego volvió a insistir en que las instituciones europeas no debían servir como "vehículos de colonizaciones ideológicas".
Populismos
A una periodista del diario griego Kathimerini sobre supuestos "líderes y votantes en Europa que dicen ser cristianos devotos, pero que al mismo tiempo promueven valores y políticas no democráticos", Francisco respondió que "la democracia es un tesoro que debe ser custodiado".
El Papa sí concretó a quiénes se refería la pregunta ("tú has preguntado por los gobiernos de derecha, ¿no?"), para aclarar que hay que evitar que "los gobiernos -no digo de derecha o de izquierda: los gobiernos- no vayan por el camino de los populismos". Pero hay otro peligro, que también destruye la democracia "lentamente": "Cuando se sacrifican los valores nacionales y se aniquilan hacia... una especie de gobierno supranacional". Por tanto, "ni caer en populismos en el que el pueblo se dice pueblo pero no es pueblo, sino la dictadura nuestra y no de otros, ni caer en aniquilar la propia identidad en un gobierno internacional".
Francisco aprovechó la ocasión para volver a recomendar -lo ha hecho varias veces a lo largo de su pontificado- la novela Señor del mundo de Robert Hugh Benson, escrita en 1903, "que sueña el futuro en un gobierno internacional, donde todas las medidas económicas y las medidas políticas gobierna todos los países": "Cuando se da este gobierno, este tipo de gobierno, él lo explica, se pierde la libertad y se busca hacer una igualdad entre todos, pero esto sucede cuando hay una superpotencia que dicta los comportamientos culturales, económicos, sociales a los otros países".
¿Cuántos inmigrantes podemos recibir?
Francisco volvió a hacer referencia a las concertinas ("los españoles saben qué significa eso") como barrera frente a la inmigración. En su opinión, "quien construye muros, pierde el sentido de la historia".
Pero reconoce que los gobiernos tienen derecho a limitar la inmigración: "Usted podrá decirme: ‘Pero los gobiernos tienen el deber de gobernar y si se viene una ola así de migrantes no se puede gobernar’. Yo digo esto: cada gobierno debe decir claramente: 'Yo puedo recibir tantos', porque los gobernantes saben cuántos son capaces de recibir. Es su derecho. Pero los migrantes deben ser acogidos, acompañados, promovidos e integrados. Si el gobierno no puede hacer esto debe entrar en diálogo con los otros y que se hagan cargo los otros, cada uno. Y en esto es importante la Unión Europea porque en esto la Unión Europea es capaz de hacer la armonía entre todos los gobiernos para la distribución de los migrantes".
La renuncia de monseñor Aupetit
El pasado jueves, poco antes de partir para Chipre y Grecia, Francisco aceptó la renuncia del arzobispo de París, Michel Aupetit, quien se la había presentado días antes tras filtrarse que años antes, cuando aún no era obispo, había mantenido con una mujer una relación que él negó, aun admitiendo un comportamiento "ambiguo" hacia ella.
Interrogado al respecto por una periodista de Le Monde, Francisco respondió denunciando el hecho de que se condenara a alguien sin especificar acusaciones ni pruebas. "Hagan la investigación", pidió a los informadores: "Porque existe el peligro de decir: fue condenado, ¿pero quién lo condenó? La opinión pública, las habladurías. ¿Pero qué hizo? No lo sabemos. Si ustedes saben por qué, díganlo, por el contrario, yo no puedo responder".
Luego fue más preciso: "Fue una falta de él, una falta contra el sexto mandamiento, pero no total, de pequeñas caricias y masajes que hacía a la secretaria, ésta es la acusación. Esto es pecado, pero no es de los pecados más graves, porque los pecados de la carne no son los más graves. Los más graves son aquellos que tienen más carácter angelical [en referencia al demonio, n.n.]: la soberbia, el odio. Así que Aupetit es un pecador, como lo soy yo –no sé si usted se siente... tal vez– como lo fue Pedro, el obispo sobre el que Jesucristo fundó la Iglesia... Todos somos pecadores. Pero cuando la charlatanería crece, crece, crece y le quita la fama a una persona, o podrá gobernar porque ha perdido su fama: no por su pecado, que es pecado –como el de Pedro, como el mío, como el tuyo– sino por el parloteo de las personas. Por esto acepté su dimisión, no en el altar de la verdad, sino en el altar de la hipocresía".
Iglesia rusa
Por último, a una pregunta de la agencia Tass sobre un posible futuro encuentro con el patriarca Kiril de la Iglesia rusa, Francisco anunció que "existe en el horizonte no muy lejano una reunión con el patriarca Kiril", con ocasión de un próximo viaje del dirigente ortodoxo.
"Yo siempre estoy dispuesto a ir a Moscú. Para hablar con un hermano, no hay protocolos", dijo el Papa. Un hermano es un hermano antes de todos los protocolos; y yo con un hermano ortodoxo, se llame Kiril, se llame Crisóstomo, se llame Jerónimo... nos decimos las cosas a la cara, pero como hermanos. Es bonito ver a los hermanos pelearse, es bonito, porque pertenecen a la Madre Iglesia; pero están divididos, algunos por la herencia que los ha dividido... Agradezco a Jerónimo, a Crisóstomo, a todos los patriarcas que tienen este deseo de caminar juntos en la unidad".