El papa Benedicto XVI bautizó hoy en la Capilla Sixtina del Vaticano a veinte niños, once chicas y nueve chicos, en un acto tradicional que tiene lugar a principios de cada año y con el que se conmemora el día del Bautismo del Señor.
El pontífice, como viene haciendo desde 2008, volvió a pronunciar su homilía este domingo en un trono colocado en una de las paredes laterales de la capilla, lo que, según la Santa Sede, se hace para no tapar los frescos del "Juicio Final" del genio renacentista Miguel Ángel Buonarroti.
Benedicto XVI recordó que con este sacramento los niños bautizados, una vez "liberados del pecado original", se convertirán en "miembros vivos del único cuerpo que es la Iglesia", e interpeló a los padres y padrinos de los pequeños para insistir en la importancia de la educación en la fe.
"Sabed ofrecer siempre vuestro buen ejemplo, a través del ejercicio de las virtudes cristianas. No es fácil manifestar abiertamente y sin compromisos aquello en lo que se cree, especialmente en el contexto en el que vivimos, ante una sociedad que considera a menudo pasado de moda y fuera de tiempo a quienes viven la fe en Jesús", les dijo el papa.
En este sentido, el pontífice aseguró que "a medida que se avanza en el camino de la fe, se comprende cómo Jesús ejerce sobre nosotros la acción liberadora del amor de Dios, que nos hace salir de nuestro egoísmo, dejar de estar encerrados en nosotros mismos, para llevarnos a una vida plena".
En el marco de la capilla que acoge los cónclaves para elegir a los papas, Benedicto XVI recordó además cómo el bautismo de Jesús muestra el camino de "humildad" que este eligió para "ser obediente a la voluntad de amor de Dios hacia el hombre en su conjunto, hasta su sacrificio en la cruz".