Puede más la crisis que los “vatileaks”: la Santa Sede debe seguir por el camino de la transparencia y de la reducción de los costos, en un momento en el que perdura la imposibilidad “de aumentar los ingresos”. Se podría resumir de esta forma el discurso que pronunció ayer el Secretario de Estado vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, ante los empleados de la Prefectura de Asuntos Económicos, para ilustrarles el nuevo reglamento del dicasterio “financiero” de la Santa Sede.

El reglamento, que será presentado oficialmente el jueves próximo, fue promulgado el pasado 22 de febrero, y su elaboración tiene una historia lejana. Según Bertone, ante la crisis global, “tampoco la Santa Sede” puede dejar de “proceder a une reducción gradual, pero efectiva, de los costos ante una imposibilidad de aumentar los ingresos que perdura, por lo menos en proporción a los retrocesos que últimamente se están registrando en los balances consolidados”.

En realidad, durante los últimos años, los balances del Vaticano han tenido una conducta oscilante, pero fue solo en 2011, con el deterioramento de las condiciones económicas globales, cuando tuvo una fuerte tendencia hacia los números rojos, con una pérdida de casi 15 millones de euros. Hay que recordar que los ingresos en el balance de la Santa Sede, después de un pico de 253 millones de euros (en 2009), muestran una ligera caída, mientras que los gastos aumentaron 30 millones de euros solo en 2011. Para afrontar esta situación se pidió que las diócesis del mundo hicieran un esfuerzo mayor, que difícilmente pordrá mantenerse; mientras tanto, el Ior tuvo que reducir su aporte a 49 millones de un máximo de 55.

Otro tema del discurso del “primer ministro” vaticano fue la “necesaria transparencia de als actividades económicas y financieras de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano”: una exigencia dictada por el “compromiso de la Santa Sede de adecuarse a las normas internacionales de vigilancia financiera que gradualmente se están siguiendo, como ha sido públicamente reconocido a nivel europeo”. Se refiere al monitoreo que está llevando a cabo Moneyval, organismo del Consejo de Europa, en relación con las finanzas vaticanas y del Ior, después de las investigaciones de Roma sobre algunos procedimientos poco claros y tras una nueva legislación (ordenada por el Papa) para hacer que el Vaticano se adecúe a los estándares internacionales en materia de lucha en contra del lavado de dinero, con la creación de una Autoridad de vigilancia independiente.