El Vaticano se blinda para prevenir futuros ataques a su sistema de su seguridad. A partir de ahora los empleados de la Santa Sede tendrán una tarjeta de identidad con un dispositivo de rastreo implantado en un microchip.
También se han incluido controles más estrictos para aquellos que vengan del exterior y pretendan ingresar fotocopias de los archivos de la Santa Sede, expedientes o documentos, explica «The Telegraph».
Los apartamentos papales que incluyen las viviendas del Papa Benedicto XVI y las oficinas del estado mayor personal, se encuentran en el interior del Palacio Apostólico y han quedado totalmente fuera de límites a ninguna persona sin autorización estricta.
Además, el Vaticano cuenta con el sacerdote esloveno Mitja Leskovar, un experto anti-espionaje apodado «Monseñor 007», encargado de implementar los nuevos procedimientos de seguridad con los documentos de identidad previstos para ser introducidos a partir de 1 de enero.
Leskovar, creció en la antigua Yugoslavia bajo el comunismo. Es responsable de la transmisión de documentos confidenciales entre el Vaticano y sus nuncios papales o diplomáticos dentro de la Secretaría de Estado y también supervisa todas las solicitudes de fotocopia del documento de la secretaría.
El personal de oficina y en general los laicos que trabajan en el interior de los muros del Vaticano estarán afectados por el escrutinio más estricto y se permitirá a sus superiores controlar cuando entrean y cuando salen.
Todo este deslpiegue es culpa de Claudio Sciarpelletti, el experto en informática declarado culpable de complicidad en el ex mayordomo del Papa Paolo Gabriele en el escándalo Vatileaks.
La decisión se produjo cuando los tres jueces que evaluaron el caso planteado dudas sobre la credibilidad de Sciarpelletti y la amistad entre los dos hombres.
Sciarpelletti fue condenado en noviembre de complicidad con Gabriele, quien fue declarado culpable de haber robado documentos privados del pontífice y luego haberlos cedido a un periodista italiano a principios de este año.