El Sínodo sobre la Amazonia vivió este sábado por la tarde su octava congregación general concluyendo así la primera de las tres semanas que durará en Roma esta cita. El Papa estuvo presente en la sala, en la que participaron 166 padres sinodales.
En las intervenciones volvió a salir a debate la cuestión del celibato con la posible ordenación de hombres casado como “viri probati” así como el hipotético diaconado femenino.
En un resumen preparado por Vatican News y difundido por la Sala de Prensa de la Santa Sede se relata los temas que trataron y el enfoque dado por los obispos, aunque sin citar quienes fueron los intervinientes.
El celibato, a debate
Algunas de las intervenciones defendieron el celibato y recordaron que “el mundo actual ve en el celibato religioso el último baluarte a derribar bajo la presión de una cultura hedonista y laicista. Es necesario reflexionar atentamente sobre el valor”
Por otro lado, otro de los padres sinodales habría dicho, según recoge este resumen, que “se ha observado cómo muchos cristianos cuentan haber sido acogidos por las culturas indígenas justamente en razón de su celibato”.
Sin embargo, hubo también otras intervenciones de obispos defendiendo la ordenación de personas casadas. Según la nota facilitada por la Santa Sede se dijo que “si se quiere favorecer el envío de sacerdotes de otras diócesis y regiones, se recomienda la propuesta de ordenar a sabios de probada fe religiosa. Tal hipótesis no afectaría a la comunión en la Iglesia, ni socavaría el valor del celibato. Según algunos, representaría un paso decisivo para la realización de un ministerio ordenado, no de visita, sino de presencia. No se trata sólo de encontrar respuestas a la falta de vocaciones, sino de expresar una Iglesia con identidad amazónica. Este sínodo, se ha sugerido, debería sentar las bases para un nuevo paso porque la fe en el Espíritu Santo debe ser más fuerte que el miedo a cometer errores”.
El papel de la mujer
Por otro lado, se volvió a debatir sobre el papel de la mujer en la Iglesia, donde hubo padres sinodales que pidieron una “mayor responsabilidad pastoral y una participación efectiva de la mujer, incluso en la toma de decisiones”.
Incluso, se llegó a pedir “un discernimiento para la institución del diaconado femenino en la región. De hecho, hoy las mujeres han adquirido cada vez más espacio en la vida de la comunidad, no sólo como catequistas o madres, sino también como posibles sujetos de nuevos ministerios. Además, la presencia de la mujer, en el signo de la reconciliación y de la alianza, sienta las bases de una Iglesia menos clerical. De hecho, el clericalismo en la Iglesia sigue estando presente hoy y dificulta el servicio, la fraternidad y la solidaridad”.