Entre los días 31 de octubre y 3 de noviembre tiene lugar en Roma una peregrinación internacional "de asociaciones, grupos y movimientos pro Summorum Pontificum de Benedicto XVI en el Año de la Fe", que acuden a la capital de la Cristiandad para agradecer al Papa la libertad de celebración que reconoció en 2007, universal y sin restricciones por no haber sido nunca abrogada, para la celebración de la misa llamada tradicional o de San Pío V, conforme a los libros de 1962 promulgados por el Beato Juan XXIII.
Dos purpurados respaldarán con su presencia litúrgica la sucesión de actos de esos días. El cardenal Walter Brandmüller lo hizo este jueves, festividad de Todos los Santos, en la iglesia de la Santísima Trinidad de los Peregrinos, y el cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, lo hará el sábado a las tres de la tarde en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, en una ceremonia en la que estará también presente el arzobispo Augustine Di Noia, vicepresidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei.
Explicando a Andrea Tornielli para Vatican Insider el significado de esa celebración por parte suya y en ese templo, el cardenal Cañizares fue muy claro: "Es una forma de dar a entender que es normal usar la forma extraordinaria del único rito romano".
"Al reconocer la liturgia anterior, se comprende que con la reforma no se niega lo que se usaba anteriormente. Existen dos formas del mismo rito, pero es el mismo rito y, por ende, es normal que se use en la celebración. Ya he celebrado en diferentes ocasiones con el Misal del Beato Juan XXIII, y lo haré de buen grado también en esta ocasión", añadió el cardenal.
Sobre la aplicación del motu proprio Summorum Pontificum en el mundo, el prefecto de la Congregación para el Culto Divino explicó que no conocía detalles porque la competencia es de la Comisión Ecclesia Dei, pero "poco se empieza a comprender que la liturgia es fundamental en la Iglesia y que nosotros debemos volver a dar vida al sentido del misterio y de lo sagrado en nuestras celebraciones".
Y, precisó, "no se trata solo de algunos fieles que viven en la nostalgia del latín, sino que se trata de profundizar el sentido de la liturgia. Todos somos Iglesia, todos vivimos la misma Comunión. El Papa Benedicto XVI lo ha explicado muy bien, y en al primer aniversario del motu proprio recordó que nadie está de más en la Iglesia".