"Benedicto XVI ha seguido con mucha atención cada una de las intervenciones que se han realizado en estas primeras sesiones del sínodo, ha tomado notas al margen de los textos de los discursos que se han realizado y sobre las intervenciones libres. Además el papa suele aplaudir al final de las mismas". Lo indicó hoy el portavoz del sínodo para el idioma español, el sacerdote José María Gil Tamayo, en una rueda de prensa, durante la cual calificó como "una lluvia de aportaciones", las que están dando los padres sinodales.
Los relatores de América Latina tras reconocer el gran impulso evangelizador que recibió el continente con la visita del papa y el documento de Aparecida, agradecieron al papa la misión continental y el Año de la Fe. Insistieron en el valor de la liturgia, en la formación de los laicos y en la necesidad de trasladar a la sociedad los fundamentos cristianos. Algunos de los ponentes recordaron el papel de los laicos en la transformación del orden temporal.
En Europa, los padres sinodales informaron sobre la pérdida de la herencia cristiana ante el embate del secularismo, debido a la tibieza e indiferencia de los cristianos llegando en casos extremos a la "cristofobia". De allí la necesidad de recuperar el ardor de la propuesta cristiana. Entre las intervenciones, el arzobispo de Florencia invitó a recuperar el afán evangelizador, indicando que "nos hemos contentado con una pastoral de mantenimiento", y monseñor Rino Fisichella subrayó la necesidad de encontrar un lenguaje común en un mundo globalizado e invitó a hacer de la nueva evangelización un encuentro con Cristo y a desburocratizar la pastoral.
El sacramento de la penitencia, como el fundamental para la nueva evangelización, fue señalado por el arzobispo de Nueva York y presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, cardenal Timothy Dolan. Añadió que se ha perdido el sentido de la culpa y que es necesario acercarse a Jesús para después lograr hacerlo con los hombres.
Sobre las devociones, uno de los padres sinodales, recordó que una gran urbe brasileña recuperó la procesión de Corpus Cristi, que desde muchas décadas no se hacía, contó con una participación masiva, y creó procesos de acercamiento en una sociedad secularizada. Otro de los padres sinodales le pidió al papa que consagre al mundo al Espíritu Santo, en la esperanza de que el sínodo sea un nuevo pentecostés para la Iglesia.
Acerca de los nuevos movimientos laicales y eclesiales, se pidió una acogida por parte de las diócesis, considerando a estos, como elementos suscitados por el Espíritu para la nueva evangelización.
Los grandes eventos fueron subrayados como una oportunidad en particular para los jóvenes, los cuales demuestran fuerte insatisfacción, como destacó el arzobispo de Manila Luis Antonio G. Tagle, quien indicó que su país tiene el mayor número de católicos de Asia.
La emergencia educativa y desconocimiento de los fundamentos de la doctrina cristiana, indicaron, invitan a la nueva evangelización a tomar un tono de formación y propuesta de la sabiduría cristiana, partiendo del catecismo de la Iglesia católica.
La formación de los sacerdotes fue señalada como fundamental, así como su adhesión a las verdades enseñadas por la Iglesia. Y, debido a los casos de abusos sexuales por miembros del clero se ha dado escándalo, de ahí la necesidad de salir al paso de la soledad de los sacerdotes.
El tema de la inmigración, fue abordado por el arzobispo de los Ángeles José Gómez, quien indicó que en su diócesis se hablan más de cuarenta idiomas. Algo que tiene que ser visto en clave de oportunidad para la evangelización, que se deben sentir acogidos, y que la familia que es el elemento base para la integración. Insistió en la necesidad de la santidad para ser testigos.
Desde África y Medio Oriente, han considerado importante recuperar el testimonio de sus mártires actuales. En particular a quienes sufren en Medio Oriente, Norte de África, Egipto, Nigeria y en la región subsariana. Añadieron que hay países en donde los cristianos están sufriendo a causa del fundamentalismo, siendo obligados a la reclusión dentro de los templos, o a emigrar.
Desde Asia, sus padres sinodales han recordado que India y China tienen el 37% de la población mundial, con sólo un 3% de católicos. Han demostrado prevención ante la globalización económica, puesto que conlleva una globalización cultural, con uniformidad general, debilitando parte de la idiosincracia asiática en lo que se refiere a la búsqueda de espiritualidad, la hospitalidad y la solidaridad. En particular produciendo relativismo entre los jóvenes de estos países. Recordaron que la Iglesia aquí tiene una voz en defensa de las mujeres y las niñas. Sin olvidar que existen fundamentalistas que persiguen a los cristianos.
Por último hay que destacar, entre las propuestas: recuperar el sentido del misterio y de la primacía de Dios, recordando que en el último congreso eucarístico internacional de Dublín fue notable el silencio de los miles de jóvenes reunidos en adoración al Santísimo sacramento.