Monseñor Charles J. Scicluna, el prelado que en la última década ha estado al lado, primero del cardenal Ratzinger, y luego de Benedicto XVI en la lucha sin cuartel en contra del triste fenómeno de los abusos sexuales cometidos por el clero, deja el Vaticano.

Este sábado será anunciado su nombramiento como obispo auxiliar de la diócesis de La Valeta, en Malta, su país de origen. Una decisión de este tipo con respecto a Scicluna, que durante estos años ha sido el encargado de la promoción de justicia en la Congregación para la Doctrina de la Fe, se percibía en el aire. Lo que no se podía adivinar era que sería alejado de la Curia romana.

Scicluna encarnó la línea de la “tolerancia cero” hacia los abusos sexuales y apoyó la actividad de Ratzinger, que en estos años ha tratado de cambiar no solo las normas canónicas y las leyes en vigor, sino, y sobre todo, la mentalidad ante este fenómeno. En primer plano Benedicto XVI ha resaltado el sufrimiento de las víctimas e hizo que se promulgaran leyes “de emergencia”. No es ningún misterio que justamente la normativa particular provocó discusiones internas en la Santa Sede.

Nació en Toronto en 1959 de una pareja de emigrados malteses. A los 19 años, Scicluna comenzó a estudiar derecho en la universidad y decidió entrar al seminario. Fue ordenado sacerdote en 1986 y prosiguió sus estudios en Roma, en donde obtuvo la licenciatura en Derecho canónico en la Gregoriana con el profesor Urbano Navarrete (futuro cardenal). Los superiores notan inmediatamente las capacidades de Scicluna. “Querían que permaneciera en Roma, en la Signatura apostólica, pero el arzobispo me llamó a Malta, en donde enseñé durante cinco años en la universidad y trabajé en la parroquia”, afirmó Scicluna en una entrevista a Vatican Insider.

En 1995, las peticiones insistentes que llegan de Roma se imponen y finalmente Scicluna recibe el nombramiento de “promotor de justicia sustituto” de la Signatura apostólica, el tribunal del Papa. En 2011, tras la publicación del Motu proprio con el que Juan Pablo II asignaba a la Santa Sede todos los procesos por los abusos en contra de menores, el cardenal Ratzinger creó un nuevo tribunal. El monseñor maltés se habría convertido en uno de los colaboradores más cercanos del futuro Papa y en 2002 fue nombrado “promotor de justicia” del ex Santo Oficio. Gracias a las nuevas normas, todos los capítulos del pasado vuelven a la luz. Se abren muchas investigaciones y, finalmente, después de dos años, la Congregación comienza a indagar incluso sobre el caso del fundador de los Legionarios de Cristo, el padre Marcial Maciel. Ahora, para Scicluna, ha llegado la hora de regresar a Malta.