Una vez más los analistas se verán obligados a replantearse el perfil -muchas veces hecho apriori y sin fundamento válido- que del papa Benedicto XVI se habían hecho y difundido.

Ésto es lo que apunta el experto en asuntos vaticanos Sandro Magister con motivo de la publicación del informe que Moneyval sobre trasnparencia financieraha publicado a mitad de julio sobre el Vaticano y que, resalta el italiano, ha marcado "un hito histórico".


El vaticanista resalta que es la primera vez que la Santa Sede ha sometido a sus departamentos y a su legislación al juicio de un árbitro externo, internacional. "Por primera vez se ha hecho asignar una calificación y dictar las tareas por una autoridad secular. En una materia, como Dios y Mamón, en la que ha pecado tanto".

Por ello, señala Magister, "lo que significó el informe de Moneyval es un acontecimiento que una vez más obliga a reescribir el perfil convencional del papa Benedicto XVI".


"El profesor de teología -continúa el experto- se ha revelado en la coyuntura como un hombre de gobierno inflexible. Ha dado la orden que en el campo financiero todo sea transparente y ejemplar, aunque sea al costo de hacer explotar conflictos de una aspereza sin precedentes en el interior de los muros vaticanos. Y así fue".

El vaticanista explica que Moneyval lo ha reconocido: el Vaticano, dice el informe, "ha recorrido un largo camino en un lapso verdaderamente breve". Corría entre los últimos, pero después de sólo dos años ha llegado a ubicarse en el décimo lugar, entre los veintinueve Estados que están sometidos al juicio periódico de la task force del Consejo de Europa, que mide la capacidad de cada uno de los Estados para controlar la circulación del dinero ilícito. Inmediatamente después de Alemania e Italia.

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