En una entrevista concedida a la revista Oggi, el abogado de Paolo Gabriele, Carlo Fusco, ha desvelado algunos detalles del estado de ánimo del ex mayordomo del Papa. El denominado por la prensa italiana como uno de los "cuervos" responsables de Vatileaks ha estado detenido sesenta días en una celda del Vaticano y se encuentra ahora en arresto domiciliario. Se espera que el juez instructor resuelva su futuro en torno al 6 o 7 de agosto -con toda probabilidad, será procesado- y que el juicio tenga lugar en otoño, enfrentándose a penas que pueden llegar hasta los seis años de cárcel.
Precisamente que le llamen "cuervo" es una de las cosas que, según Fusco, más le hace sufrir: "La definición es horrible. No la soporta. También le molesta a su mujer", Manuela, con la que tiene tres hijos, una chica de 13 años y dos chicos de 14 y 6.
"En la celda no ha tenido ningún comportamiento obsesivo o compulsivo. Ha rezado, y ha participado en la misa todos los domingos con su mujer y sus hijos, e incluso una vez con sus padres. Incluso ha engordado. Allí se comía bien", afirma Fusco. En cuanto a su familia, su mujer "ha intentado ser fuerte y todos en el Vaticano la han consolado. Para los niños no puede haber sido un periodo sereno, pero han reaccionado bien, son inteligentes y animosos".
Fusco ya había afirmado en alguna declaración anterior que Gabriele actuó solo, y ahora lo confirma: "Paolo quería ayudar al Papa. Se ha equivocado de buena fe. Pero todo lo ha hecho solo. Por eso ha escrito una carta confidencial a Benedicto XVI. No sé si el Papa la ha respondido. Pero sé que fue idea suya escribirle".